Lo de esta noche ha sido como viajar en el tiempo de la mano de Calamaro, ese músico que dice que la nostalgia no le va, pero se monta una gira titulada Agenda 1999 en la que rememora los mayores himnos musicales de su repertorio para deleite de sus seguidores. Hace 25 años que el argentino parió Honestidad Brutal, un parto en el que dio a luz un álbum de mellizos que se ha convertido en una obra maestra de dos caras que ya nunca más podría superar, con esa redondez que solo las obras maestras tienen. Si el cantante hubiera sido torero, le habrían indultado el toro por un disco cuya música y letras le han valido el título de poeta. Desde que empezó la gira a finales de mayo, don Andrés, que tiene repertorio para elegir, no deja de cambiar la playlist e introducir cositas diferentes en cada uno, por aquello de no aburrirse y no ser nunca previsible. Esta vez se subió al escenario a las 22.15 horas y tras el saludo torero, arrancó el trayecto con ‘No va más’, ‘Para qué’ y ‘Eclipsado’.   

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