Mor Camara, solicitante de asilo senegalés, de 19 años, vio el mar por primera vez cuando decidió subirse en una patera con 17 años. Estuvo más de medio año viajando de forma precaria para llegar a El Aaiún y jugarse la vida en el mar. Su familia vivía de la agricultura y él veía que su padre trabajaba cada vez más, pero debido a la sequía las cosechas iban cada vez a peor con lo que no atisbaba un horizonte vital en su país. Al llegar a las Islas, entró en un centro de menores, a los 18 años tuvo que abandonarlo pero fue acogido por los recursos de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) en Canarias, que está tramitando su protección internacional. Mientras, puede trabajar en un centro de menores, forma parte de un equipo de fútbol y se siente tranquilo y esperanzado.

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