Casi todo en esta legislatura depende de Cataluña. Necesitado como está de contar con ERC y Junts en cada una de las votaciones del Congreso, sin posible recambio a menos que atraiga al PP o a Vox, el mandato de Pedro Sánchez arrancó marcado por la negociación de la amnistía del procés. La coalición del PSOE y Sumar se puso enseguida a trabajar en los Presupuestos Generales del Estado para 2024. Hubo momentos a principios de este año en los que desde el Ministerio de Hacienda se deslizó que la presentación era inminente. Pero Cataluña volvió a condicionarlo todo. El adelanto electoral de Pere Aragonès provocó que el Gobierno asumiera que en esas condiciones era imposible aprobar el proyecto, porque ni republicanos ni posconvergentes iban a querer pactar, renunciase a las cuentas de este año y se enfocara en las del próximo. Solo que ahora estas también peligran. 

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