Adam apenas tenía once años y no sabía nadar. Se arrojó al río «para refrescarse» tras haberse desatado esa competitividad tan masculina de proponer retos para destacar entre iguales, según admitieron testigos presenciales del suceso, y la apuesta les salió muy caraNo era la primera vez que el niño se lanzaba y en otras ocasiones ya había necesitado la ayuda de algún compañero para salir del agua. No valoró las consecuencias ni la doble cara de un río muy apreciado a la vez que temido en la capital de la Ribera Alta. El Júcar ha sido fuente inagotable de riqueza agrícola a la par que una incontenible fuerza destructora por la devastación que provocan sus desbordamientos y por los numerosos ahogamientos y suicidios que ha protagonizado a lo largo de la historia. Su última víctima ha experimentado el peligro que esconde en sus entrañas: la corriente que circula por el fondo y en la parte central del cauce es incontenible para nadadores no experimentados.

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