Campeona del mundo sin haber sido nunca campeona de Europa, dando guerra en la Champions League con los clubs más ricos sin querer pertenecer al continente, antiguo baluarte del kick and rush virando ahora a un juego de toque, devota del pasado e ilusionada con el futuro, Inglaterra se enfrenta a una encrucijada en el presente. Dotada de la condición de campeona sin haber acariciado plata desde 1966 por primera y última vez -el 30 de julio se cumplirán 58 años-, la selección inglesa tiene una deuda con el fútbol.

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