Dios siempre cuida de la dignidad de las personas evitando cualquier situación vulnerable. En la mitad del mes, celebramos a Santa María Micaela del Santísimo Sacramento, que veló por al dignidad de la mujer. Nacida en Madrid el año 1809, tuvo que pasar por una infancia en la que murieron sus padres y algunos de sus hermanos. Otras dos hermanas también sufren diversos contratiempos, lo que también repercute en la vida de Micaela.

Tras una educación seria, su noviazgo termina con el alejamiento de su pretendiente, y ella va con su hermano a París y Bruselas donde ejerció como Embajador. Tal es su espíritu de paz que logra reconciliar en Burdeos a unas monjas con su Arzobispo. Su fama de mujer Santa y decidida se extiende por todas partes. A pesar de tantas recepciones, nunca jamás olvidó su Amor a Cristo y su Cercanía en el Sagrario.

En una visita a un hospital de los Hospitalarios de San Juan de Dios, pudo comprobar la situación de mujeres que vivían en malas condiciones. Así se siente llamada por Dios a abrir una casita que acoja a estas mujeres para librarles de la mala situación en que estaban y la propia María Micaela se va con ellas para darles el alimento espiritual de cada día, explicándoles la Palabra de Dios. Era la manera de fortalecerlas.

Muchas son las dificultades por las que pasa hasta que toma como Director Espiritual al Padre Claret -fundador de los claretianos- que le hace perseverar en su vida interior, fundando el Instituto de Adoratrices Esclavas del Santísimo Sacramento y de la Caridad. Ellas se dedican actualmente también a la atención especial a aquellas mujeres que no viven con dignidad. Santa María Micaela del Santísimo Sacramento muere en agosto del año 1865.

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