Sánchez ocupa con su política hacia Gaza el vacío dejado por la UE con los países árabes

Pedro Sánchez tomó al principio de la guerra en Gaza una posición política arriesgada. A las pocas semanas de que Hamás llevara a cabo el peor ataque de Israel de su historia, con al menos 1.154 muertos, los países occidentales primaban el “derecho a la defensa” israelí sobre los bombardeos contra civiles sobre la Franja. Era noviembre, y el presidente español fue el primer líder occidental en criticar las “insoportables muertes” de civiles ante su homólogo Benjamín Netanyahu, o en clamar que el Ejército israelí no estaba respetando el derecho internacional en su ofensiva militar. Unas críticas que siempre acompañaba con la condena de los atentados terroristas de Hamás y la petición de la liberación de los rehenes.

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