Licenciada en Psicología en la Universidad de Valencia y firme defensora de la atención pública, la actual directora del Instituto Canario de Psicoterapia cuenta una amplia y variada trayectoria. Ha trabajado en un psiquiátrico con personas con trastorno mental grave, también ha atendido a menores en centros de acogida, estuvo inmersa en un proyecto de inserción socio-laboral de personas sin hogar y también ha acompañado a mujeres víctimas de violencia machista en una unidad de atención.
Especializada en psicoterapia humanista y Gestalt, también forma equipos en «el método de la intervención psicológica, que trata de entender qué le pasa a la persona en su entorno para que lo analice y pueda tener bienestar», subraya.
Con una plantilla de 128 psicólogos clínicos el año pasado, 39 en Atención Primaria, la consejera de Sanidad reconoció que aún era insuficiente ante la demanda social. ¿Cree que se apuesta decididamente por incorporar más psicólogos y psicólogas en el Servicio Canario de la Salud?
Se tiene que apostar más. Necesitamos que la apuesta por los psicólogos sea mayor. Las estadísticas dicen que ha de haber 18 psicólogos por cada 100.000 habitantes. Es fundamental que haya psicólogos en el Servicio Canario de Salud dada la problemática que ha surgido después del coronavirus. Se ha invisibilizado mucho el lugar del psicólogo en los servicios de sanidad. El trabajador social es fundamental, pero el psicólogo… Es como un profesional al que no se sabe muy donde colocar, como de segunda división. En la medida en que haya más psicólogos, más se podrá detectar la necesidad. Es muy importante que cada año aumente el número de contrataciones.
¿Por qué es importante apostar por la atención psicológica en la sanidad pública?
Por las problemáticas que han salido a la superficie después del coronavirus, que ha destapado lo que estaba en el fondo: las situaciones de estrés laboral, la soledad, la ansiedad, los estados depresivos, los suicidios o los problemas de salud mental en la infancia y adolescencia; es la primera vez que hay números tan altos de autolesiones. Cuando hay menores con alguna de estas sintomatologías es porque hay adultos que no están pudiendo regular o acompañar. Las bajas laborales a nivel educativo son increíbles. Quizá hay una sociedad que nos exige ir más rápido, llegar a más cosas y pasar más tiempo ocupados y eso está influenciando en la salud mental de los adultos y de los niños. Esto también afecta a los ancianos, porque pasan más tiempo solos. Es como correr hacia ninguna parte.
¿Por qué cree que cuesta incorporar a estos profesionales al sistema sanitario?
Porque ha habido una forma de funcionar que se ha centrado más en intervenciones médicas que psicológicas. Aún se cree que con psicofármacos y con prescripciones -como pasar más tiempo con la familia, en la playa, en la naturaleza o hacer deporte-, se puede intervenir cuando hay situaciones de malestar psicológico. Para que haya un bienestar psicológico hacen falta intervenciones especializadas en la persona, en su forma de pensar, su forma de ser, en cómo se siente o gestiona sus emociones.
¿Sigue observando estigmas en torno a la profesión?
Sí. Aún hay personas que no conocen la atención psicológica y que todavía creen que para recibirla hay que tener una patología grave. La psicoterapia y la intervención psicológica son ciencias que estudian tres claves: el comportamiento, el pensamiento y la gestión emocional de las personas; también investigan sobre las relaciones sociales. Quizá hay un concepto equivocado de que la intervención psicológica es igual a psicosis, a estar trastornado mentalmente, estar excluido… todas las personas sentimos, pensamos, tenemos comportamientos y nos relacionamos. Hace falta entender la psicoterapia y la intervención psicológica en un sentido más amplio. En ocasiones no hay una visión actualizada sobre esto.
¿La pandemia ha supuesto un punto de inflexión para reivindicar su importancia?
Totalmente. Ha sido un punto de inflexión porque se ha visibilizado lo que pasaba al individuo. El tiempo que tuvimos que pasar aislados hizo que se amplificaran sintomatologías que estaban de fondo:los miedos, la red de relaciones, la autoestima… si pasas mucho tiempo en aislamiento estás en contacto con tus pensamientos. Además, se han producido muchos cambios sociales a raíz de la pandemia. Si hay cambios sociales y en la manera de relacionarnos y pasamos más tiempo en soledad, ahí surge todo lo que había dentro de las personas.
¿Cree que se le da más importancia a la salud mental?
La visión del Colegio, más que hablar de salud mental, es abordar el bienestar psicológico. Después de la pandemia, se ve el malestar. La salud mental está más centrada en la psicosis, la anorexia, en las ideas suicidas, en lesiones graves, es decir, cuando piensas en una unidad de salud mental, piensas en personas que tienen un trastorno mental grave. Pero lo que estamos atendiendo en los centros de salud es bienestar psicológico, como una baja laboral porque no se consigue llegar a los objetivos o un duelo, por ejemplo. Los niños y adolescentes pasan mucho tiempo conectados a tecnologías, delante de los ordenadores y móviles, solos. Y los dispositivos electrónicos nos estimulan zonas del cerebro que nos hacen sentir más espesos, más desconectados de la realidad o más solos. Son emociones lineales. También hay mucha soledad entre los mayores. Se muere una vecina anciana y te enteras a los cinco días. Lo que más afecta a nuestro bienestar psicológico es que parece que ya no hay relaciones en lo cotidiano, esa tribu o grupo, en las que aprendemos los unos de los otros o nos regulamos. Y tampoco hay espacios para reflexionar en medio de tanta hiperestimulación.
En este sentido, ¿qué lugar ocupa la prevención en la sanidad?
Fundamental. Es muy importante analizar la problemática actual. Por eso los centros de salud, que son muy cercanos a los usuarios, sirven para saber lo que está pasando con equipos multidisciplinares. No solo un psicólogo, sino el Médico de Familia el Pediatras y la enfermera. Por ejemplo, en un trastorno de la alimentación, que no haya que ir inmediatamente a una unidad de salud mental, sino que se pueda detectar antes la pérdida de peso y se pueda abordar hasta qué punto tiene relación con su autoestima, con su sentimiento de soledad y trabajar en equipo.
¿Hay que reforzar los equipos de los centros de salud?
En esos centros cercanos se detecta si hay malestar psicológico, problemas económicos en las familias o si hay niveles de estrés muy altos. Desde ahí se puede prevenir que esa sintomatología se agrave y que no se solucione con una pastilla. Hay que analizar cada caso y prevenir desde el ámbito sanitario. Cuando una persona va a una unidad de salud mental con un trastorno de alimentación, con una depresión grave o con un trastorno ansioso-depresivo, requiere un tratamiento de entre seis meses o un año y una baja laboral. Si hacemos una prevención, quizá en diez o doce sesiones se puede evitar. Además, el psicólogo que trabaja en los centros de salud también tiene una competencia, que es intervenir con grupos que tienen problemas de ansiedad o que tienen obesidad, que es muy importante.
¿Qué aporta la atención psicológica en el servicio sanitario?
Aporta un análisis de las problemáticas que ocurren a nivel emocional, cognitivo y conductual, tanto en los equipos de trabajo como en las personas individuales, para prevenir trastornos mentales más graves. Es una visión que no tienen otros profesionales de salud, porque se enfocan en tratar la enfermedad. El psicólogo se enfoca a analizar qué le está pasando a la persona con la finalidad de lograr el bienestar psicológico. No es un tratamiento para una enfermedad. La intervención cuando hay un trastorno es ya es labor de un psicólogo clínico. El psicólogo de a pie atiende alteraciones o desequilibrios que tiene la persona para que no llegue a enfermarse. Por ejemplo, una persona va a un centro de salud a curarse una herida o una gripe, pero no está enferma, tiene un virus puntual; cuando existen síntomas que pueden producir una enfermedad como un despido laboral o un duelo, el psicólogo de los centros de salud puede ayudar a encontrar un equilibrio y superar la situación.
¿Qué diferencias ofrece respecto a las consultas privadas?
Acercar la prevención y la atención psicológica a todas las personas de la comunidad. Desde el ámbito público, implicaría conocer a la persona para ofrecer una atención preventiva con sesiones en el momento en el que se detecten sintomatologías. En la privada es a criterio del paciente, no de los servicios sanitarios que previenen las enfermedades o la salud del entorno comunitario en el que se encuentran.
¿En qué perfiles urge más disponer de atención psicológica pública?
Las personas ancianas, los niños y adolescentes. También las mujeres embarazadas que no tienen tiempo ni red para llevarlo con tranquilidad y asumir ese cambio vital. Son las personas más vulnerables y necesitan mayor prevención frente a enfermedades.
Cuando un paciente acude a Atención Primaria, ¿cuánto tiempo debería transcurrir hasta recibir atención psicológica? ¿Cuánto debería durar cada sesión?
Las sesiones, como mínimo, deben durar entre 45 y 50 minutos, y la atención depende de cada caso. Si hay una persona que está en crisis, debería entrar inmediatamente, como una urgencia, igual que cualquier individuo que acuda al servicio con otra patología. Por ejemplo, con niveles altos de fiebre, te deben atender sobre la marcha. Si estás empezando a desarrollar sintomatología pero más o menos en casa es gestionable, a lo mejor puedes esperar dos semanas como mucho. Pero es fundamental el análisis de los síntomas que presenta cada persona.
¿Existe algún ejemplo en el que puede mirarse Canarias para mejorar en este sentido?
Sí. Muchos países de Europa. Alemania e Inglaterra llevan la delantera. Se prescribe atención psicológica como se puede prescribir tomar la tensión. Hay muchos estudios que hablan de lo que nos ahorramos en fármacos contratando a psicólogos. Estos países lo hacen por eso, porque sale más económico contratar a psicólogos que recetar fármacos. Porque con los fármacos no se aborda el problema psicológico, lo anestesias y lo escondes y puede generar otras patologías.
¿Considera que el Plan +Atención Primaria se está implantando de manera correcta?
Sí, pero hacen falta más psicólogos y es necesaria más investigación, porque no deja de ser un proyecto piloto. Tenemos que conocer la casuísticas de las Islas para mejorar la atención. Es algo muy reciente.