A pesar de que ya nos habíamos acostumbrado a un relevo en los protagonistas de cada temporada de Los Bridgerton, con el final de la tercera entrega de la serie nos hemos quedado sin uno de sus personajes principales. Nunca habíamos visto su rostro, pero ella siempre ha estado allí, narrando o dándonos las claves de las tramas de cada episodio. Nos estamos refiriendo a Lady Whistledown, el seudónimo con el que firma el personaje Penélope Featherington (Nicola Coughlan) las crónicas de lo que ocurre en la alta sociedad londinense y que trae de cabeza a los injuriados por su pluma con el fin de desenmascararla. Para aquellos que no hayan visto los últimos episodios de la serie nacida de la factoría de Shonda Rhimes para Netflix, ya les aviso de que vienen spoilers. En el capítulo final, Penélope encuentra su propia voz y da por enterrada a su identidad secreta, después de que haya puesto en riesgo su matrimonio y colocado ante una comprometida situación de peligro frente a la reina Carlota.
Detrás de la voz de Lady Whistledown ha estado Julie Andrews, la veterana actriz protagonista de clásicos del cine como Sonrisas y Lágrimas, Mary Poppins o Victor o Victoria, entre otras. La majestuosidad de su voz en la serie nos hace olvidar que en aquellas películas cantaba. Con el final de la tercera temporada, su personaje ha quedado en un limbo en el que todo es posible. El guionista de la serie ya ha desvelado que no está dispuesto a perder a la actriz de ninguna de las maneras, así que ya está pensando cómo podemos seguir disfrutando de su entonación en las próximas entregas de la serie. ¿Habrá algún pretexto para que Penélope vuelva a asumir el papel de su alter ego literario?, ¿o quizá será otro de los personajes quien asuma el reto de dar voz a quienes no la tienen? La figura del narrador siempre ha sido muy mimado en la factoría Shondaland y aunque Meredith Grey (Ellen Pompeo) se fue de Anatomía de Grey, otro personaje tomó su relevo para poner la voz en off.
«Dearest reader… (Queridísimo lector)», comenzaban diciendo sus crónicas. El secreto tras Lady Whistledown ha estado dando juego durante toda la serie. Un recurso que siempre han utilizado las series de superhéroes. En la primera temporada, la identidad de quién se escondía detrás de la pluma más afilada de las crónicas de alta sociedad era un misterio y no era hasta el último episodio cuando los espectadores teníamos la sorpresiva revelación. La segunda temporada se cerraba cuándo la mejor amiga de Penélope, Eloise Bridgerton (Claudia Jessie), la descubría y se rompía su amistad. Y ha sido en esta última entrega cuando Penélope ha decidido enterrar a su seudónimo literario. Casi como aquella mítica portada del número 50 de Amazing Spiderman, en la que Peter Parker tiraba al cubo de la basura su uniforme arácnido y que homenajeaba la segunda entrega de la trilogía de Sam Raimi. La vida secreta de ambos les acaba pasando factura en sus relaciones personales y no es nada fácil compaginarlas sin que alguien salga herido en el camino. Esta identidad oculta causa hasta que haya quien intente aprovecharse y suplantarla, con el clásico duelo entre impostor y héroe por reivindicar el título.
El anonimato había sido la verdadera fuente de poder de Lady Whistledown. Al desconocerse su identidad, Penélope tenía total libertad para contar los principales chismorreos de la alta sociedad, sin temor a que nadie viniera a pedirle cuentas por sus indiscreciones y desvelar verdades incómodas. Curiosamente, Peter Parker también se dedicaba a la prensa, así como Clark Kent, el alter ego de Superman. Como solía pasar con el cuarto poder, hasta la propia reina teme lo que pueda publicar la columnista. Así que descubrir quién es llega a convertirse en una cuestión de estado. Lady Whistledown era la máscara que Penélope se ponía al creer que ella por si sola no lograría acaparar la misma atención que si firmara con su nombre. Por no hablar de las consecuencias que puede tener para su familia y sus seres queridos el que su identidad se hiciera pública. Cada vez son más las personas que saben el secreto y, por lo tanto, cada vez las amenazas acechan en cualquier lugar. La mejor solución es romper la baraja y decir quién es (por cierto, Spiderman también lo hacía en la saga Civil War). Con el tiempo, las tramas dedicadas a la identidad secreta se han vuelto más irrelevantes. Y si no que se lo digan a Anthony Stark (Iron Man), a Steve Rogers (Capitán América) o a Matt Murdock (Daredevil).
Porque esta es la temporada en la que Penélope se ha alzado como la protagonista del romance central de la trama. Ya hemos visto que en esa Inglaterra imaginaria que parece ambientada en una novela de Jane Austin, las personas de color ocupaban puestos en la alta sociedad y vivían en mansiones. Faltaba que una persona con sobrepeso pudiera vivir historias de amor tan apasionadas como el resto del reparto. Y hay que ver qué buena química tiene con Colin (Luke Newton). Penélope ya no necesita a Lady Whistledown y ha enterrado su máscara. ¿La desenterrará alguien en la cuarta temporada?