La oriolana Consuelo Isabel Moñino Miquel -más conocida como Chelo- ha sido esta semana elegida con la unanimidad del pleno Síndica Portadora de la Gloriosa Enseña del Oriol, por lo que tendrá el privilegio de llevar por las calles el símbolo de los oriolanos, con la peculiaridad de que solo se podrá inclinar ante Dios en la «misa del pájaro», el 17 de julio, cuando se conmemora oficialmente la reconquista de la ciudad. Es junto con la Armengola el cargo más importante de las Fiestas de Moros y Cristianos, que se celebran del 14 al 20 de julio, siendo una distinción que el Ayuntamiento otorga cada año a una persona vinculada y comprometida con las tradiciones.
PREGUNTA: Es Síndica Portadora del Oriol el año en el que las fiestas cumplen 50 años. ¿No le parece que es más especial todavía?
RESPUESTA: Desde luego que es un año muy especial para la junta central, que incluso ha celebrado un acto el viernes para homenajear a los comparsistas que están desde el principio. En mi comparsa, Caballeros de Tadmir hay once componentes que comenzaron en aquel primer desfile de 1974 y aún continúan.
P: Es comparsista de los Caballeros de Tadmir desde hace 25 años. ¿Qué tiene esta comparsa que es de las que más socios tiene en el bando cristiano?
R: Nunca he sido de otra, aunque he estado de invitada en alguna otra comparsa participando en algún desfile moro. Es una comparsa que es como una familia. Incluso gente que vive en Madrid o en otros lugares de España sigue viniendo a desfilar y participar de la fiesta. Cuando era niña era la que tenía cerca de mi casa, en el barrio de Monserratina. Escuchaba la música y su himno y soñaba con poder ir, aunque lógicamente no me dejaban.
P: Le gusta sobre todo la Entrada Cristiana. ¿Por qué?
R: Por la música, el salir a la calle y poder desfilar con mi fila. Somos 16 y pasamos todo el día juntas. Son momentos de convivencia y hermandad.
P: No solo ha desfilado, también ha participado en varias embajadas organizándolas. ¿Qué debe tener una buena embajada?
R: Originalidad sobre todo. También debe tener un buen guion, que incluya historia de la reconquista. Luego cada comparsa pone su sello y sus colores.
P: ¿Hay alguna que recuerde especialmente?
R: La de 2010 fue la mejor. Hicimos muchas carrozas en plan artesano en la cochera de mi casa. Estuvimos más de cinco meses sin poder meter los coches [risas]. Recreamos un pueblo cristiano de la época. Hicimos la puerta del castillo con ruedas, que iba abriendo el desfile. Había actores que luchaban contra los moros. También una panadería movible. Hasta llegamos a repartir pan. El embajador fue José Luis Fuentes, padrino de mis hijos. Uno de ellos salió en la carroza con él.
P: Es pronto aún para hablar de su discurso como Síndica, pero ¿qué le gustaría resaltar?
R: Me gustaría hacer hincapié en lo que todo el mundo está repitiendo estos días. Que soy una persona de a pie. Que ya era hora de que sea reconocido el trabajo de los que estamos detrás. También tendré unas palabras para mi comparsa y daré una pincelada sobre la Semana Santa, que es un pilar en la ciudad.
P: ¿Ha pedido ya consejo?
R: Hay tres personas que conozco bien, que son de mi comparsa y han sido síndicos. Una es Mayte Sánchez, la última mujer en serlo, en 2018. Los otros son Pepe Molina y Antonio Rodríguez Barberá. Ya me han dado algún consejo.
P: ¿Y qué le han dicho?
R: Que disfrute y no me ponga nerviosa.
P: Por cierto, el otro día Pepe Molina dijo que solo le faltaba entrar en la junta de moros y cristianos. ¿Estaría dispuesta?
R: ¿Por qué no? Si puedo ayudar, estaré encantada.
P: Cambiamos de tercio. Es de El Cristo de la Buena Muerte. ¿Qué características tiene esta hermandad que le atrajeron?
R: Era una hermandad nueva. Fui a la misa inaugural y me encantó. Era totalmente diferente. No era el ambiente de los caramelos, sino que había un clima de recogimiento. Se vive de otra manera. La procesión empieza dentro del Colegio Santo Domingo. Solo estamos los hermanos. Miramos la luna llena y salimos a la calle, donde hay música y se lee la poesía del Cristo de la Buena Muerte. Nos disponemos todos en círculo con el Cristo y la Virgen en el centro.
P: ¿Qué tiene usted que ver con esa Virgen?
R: Nuestra Señora de la Amargura está con nosotros solo dos años. Fuimos al taller de Víctor García Villalgordo, en Torrevieja, por otros asuntos, y ahí estaba ella. Me gustó tanto que lo planteé en la junta y nos quedamos con ella. Víctor la talló en pandemia. Tiene unas manos preciosas unidas. Llama especialmente la atención la expresión de la cara.
P: ¿En cuántas procesiones llega a participar?
R: Salgo en los desfiles procesionales desde los 8 años. Cuando hice la Primera Comunión, a los 7, pedí que me regalaran una vesta. Desde hace unos años participo en todas. Hay años que no me siento en la silla. En la única en la que no salgo es en la del Silencio, porque no me dejan. Solo salen hombres.
P: ¿Cómo ha cambiado la participación de la mujer en la Semana Santa?
R: Cuando yo era niña salían muy pocas mujeres. Nuestra participación a veces se limitaba a planchar las vestas. Que estuviéramos en la junta era impensable. Ahora hay varias presidentas.
P: También es miembro de la Archicofradía de Nuestra Señora de Monserrate, que tiene la labor de velar, custodiar y engrandecer los actos a la patrona, la Virgen de Monserrate. ¿En qué consiste?
R: Soy camarera de la Virgen desde el año 2020. La cambiamos de traje y la preparamos. En ese momento no hay nadie más que las camareras. Lo hacemos cada mayo para la misa diaria, y el 8 de septiembre la preparamos para el rosario, la misa y la procesión, en la que salimos las 20 camareras con mantilla y peina.
P: Vive en la pedanía oriolana de Arneva, donde participa en sus fiestas patronales en honor a la Virgen del Carmen. ¿Qué hace?
R: Soy costalera. Llevo a la Virgen del Carmen a hombros. Antes solo la llevaban hombres hasta que en 2010 dije que yo quería llevarla también y me respondieron que lo iban a consultar. Aceptaron. Así que fui la primera costalera y ahora hay un turno de solo mujeres.