La mujer que manejaba la máquina de la verdad en Sálvame habla sobre el hombre que le ha quitado el sueño durante más de una década «Ni que fuéramos Shhh«, el nuevo programa del zamorano Adrián Madrid y de su socio Óscar Cornejo que protagonizan los excolaboradores de Sálvame María Patiño, Belén Esteban, Lidia Lozano, Kiko Matamoros, Chelo García Cortés y Víctor Sandoval, entre otros, continúa hablando de la cadena donde todos ellos han trabajado durante muchos años, hasta el final de Sálvame en junio de 2023. Por su parte, el que fuera su presentador, Jorge Javier Vázquez, sigue trabajando en Telecinco, ya que tenía contrato con «la cadena de enfrente» -como la llaman sus excompañeros de ‘Ni que fuñeramos Shhh’- hasta el año 2025.
Sin embargo, otros colaboradores del «universo Sálvame» se han quedado en el camino, y ya no aparecenen las pequeñas pantallas, ni en Telecinco ni en Ten (la nueva casa de Patiño, Esteban y compañía). Es el caso de Conchita Pérez, la «técnico» que manejaba el polígrafo, esa máquina que pone a prueba la sinceridad de los famosos y que durante años dio grandes noches de Salvame Deluxe.
Aunque Conchita «la del polígrafo» no solía opinar sobre la actualidad del corazón, se convirtió en un personaje muy querido para la audiencia habitual de Sálvame, gonzando de grandes cotas de popularidad. Su máquina fue una pieza clave en muchas entrevistas que revelaron los secretos más escandalosos de muchos entrevistados, y de los propios colaboradores de Sálvame que también se sometieron a la prueba del polígrafo.
Sin embargo, la fama es una moneda con dos caras, y Conchita ha conocido la más amarga. La visibilidad alcanzada a través de Sálvame ha costado caro a esta profesional, que a pesar de que lleva tiempo sin aparecer en televisión, sigue sufriendo las consecuencias negativas de la fama.
Según ha revelado por primera vez la propia Conchita Pérez, durante una entrevista en el podcast «La escalera roja», está sufriendo una campaña de acoso y chantaje por parte de un hombre que lleva varios años haciéndole la vida imposible: “Coge y me llama por teléfono, me trata de vieja, de p**a y de todo”, asegura la afectada.
Además de llamadas telefónicas, Conchita sufre continuos ataques cibernéticos a su página web comercial, donde ofrece los servicios de su polígrafo. “La policía científica me hizo un estudio de que había 3.200 incursiones falsas contra mí de cin cuentas diferentes pero de la misma IP. Es decir de una persona concreta con nombres y apellidos que, como no es poligrafista, no fue poligrafista nunca, ni puede serlo porque no tiene preparación ni estudios, se inventó una asociación”, ha contado Conchita en «La escalera roja».
El presunto autor de estos ataques a Conchita ha creado una asociación llamada European Polygraph Association y no quiere competencia en el continente. Una asociación sin validez, según Conchita: «tiene la misma credibilidad que una asociación de amas de casa, con todos los respetos a las amas de casa».
Y es que llegar a manejar una máquina de este tipo requiere años de formación, que Conchita Pérez recibió en el FBI, en Estados Unidos. Según Conchita, su acosador carece de formación, pero cuando la gente en España busca los servicios de un polígrafo aparecen las dos páginas webs: la suya y la de su acosador. «Como la gente como no lo sabe, cuando se meten en Internet buscando un poligrafista, estamos ahí anunciados los dos. Pero, afortunadamente hay muchísima gente que me busca, que me valora”, concluía la poligrafista.