Cuarenta y cinco minutos han bastado para que Alemania, anfitriona de la Eurocopa 2024, confirme su candidatura al título. Los de Julian Nagelsmann han pasado el rodillo sobre Escocia con la mayor goleada en un partido inaugural de la Eurocopa al vencer con un 5-1 que deja muy tocados a los británicos.

Los líderes de la nueva generación alemana, Florian Wirtz, Jamal Musiala y Kai Havertz, han encabezado -bajo la dirección de Toni Kroos e Ilkay Gündogan y con las firmas de Niclas Füllkrug y Emre Can– el destrozo de la Mannschaft sobre una impotente Escocia.

Lejos quedan los desastres de Alemania en los mundiales de Rusia y Qatar y la eliminación en octavos de final de la última Euro. Los germanos han demostrado desde el primer minuto del estreno en Múnich su intención de volver a ser una de las grandes selecciones del planeta fútbol.

El reloj todavía contaba segundos cuando el talentoso Wirtz se plantó ante Gunn tras un pase en largo de Rüdiger. El meta escocés repelió el intento, que quedó invalidado por fuera de juego pero que evidenció las intenciones de Alemania.

La calidad de Wirtz volvió a entrar en escena a los 10 minutos, aunque el aviso de rigor ya lo había agotado previamente. Kroos, con un cambio de juego marca de la casa, dio amplitud al ataque de Alemania que empujaba a Escocia. Kimmich recibió en la derecha y ofreció la oportunidad a Wirtz. El mediapunta del Bayer Leverkusen exhibió su llegada y ajustó su disparo para abrir el contador de la Eurocopa.

Al son de Kroos, que no falló ni uno de los 45 pases que ejecutó en la primera parte, Alemania disfrutaba. El metrónomo del Real Madrid manejó el partido a su antojo, desde el control y la tranquilidad, hasta que profundizaba a Musiala, Wirtz o Havertz, encargados de acelerar en los metros decisivos.

Una maniobra de Gündogan abrió el paso al 2-0. El centrocampista del FC Barcelona encontró el espacio entre líneas y asistió a Havertz. El falso nueve del Arsenal se escoró en exceso; sin embargo, fue capaz de fijar a dos defensores y encontrar a Musiala en el corazón del área. El mediapunta del Bayern, como si estuviera en el parque, paró el tiempo junto al punto de penalti y fusiló con un derechazo a la escuadra. Era el minuto 18.

Alemania se empeñó en desesperar a Escocia. Los locales iban de un lado a otro y recuperaban el balón en segundos. Ni McTominay, ni McGinn, ni Robertson. Ninguna de las armas escocesas era capaz de entrar en juego y, como finalmente fue, el 3-0 parecía cuestión de tiempo.

Un centro sensacional de Kimmich permitió que Gündogan cabeceara con peligro. Gunn salvó con un paradón, pero el balón quedo muerto en el área. El culé fue con todo a por el rechace y Porteous, a la desesperada, rozó el esférico e impactó con violencia sobre el tobillo del alemán. Penalti y expulsión y 3-0 obra de Havertz al filo del descanso.

El rostro de los miles de escoceses que invadieron Múnich, se habla de unos 150.000 en toda la ciudad, era el reflejo de una selección sin opción alguna ante Alemania.

Los Wirtz y compañía volaban y sonreían sobre el césped mientras los escoceses sufrían. A placer y por aplastamiento, Niclas Füllkrug reventó la escuadra en su primera intervención en el partido para poner el 4-0.

La fiesta era total en Múnich. La ventaja de cuatro goles marcaba un hito histórico en los partidos inaugurales de la historia de las Eurocopas. Un milimétrico fuera de juego evitaba la manita y el doblete de Füllkrug, pero el estado de euforia continuaba.

Un gol en propia de Rüdiger en el único acercamiento de Escocia con una falta lejana recortaba diferencias para los británicos, aunque Emre Can, que llegó a la Eurocopa por la lesión de Aleksandar Pavlovic, volvía a poner el apellido de histórico al estreno de Alemania.

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