Entre las casi 200 personas que conforman los consejos de dirección y/o administración de las principales compañías dedicadas al mercado de la gran distribución, apenas hay 50 mujeres. Y solo en cuatro de estas 15 grandes organizaciones, ellas ostentan el más alto cargo. Sus nombres se cuentan con una sola mano: Marta Álvarez, presidenta de El Corte Inglés; Marta Ortega, presidenta de Inditex; Elodie Perthuisot, directora ejecutiva de Carrefour España; Leire Mugerza, presidenta de Eroski y Rosa María Carabel, consejera delegada de este mismo supermercado vasco. Eso, pese a ser este uno de los pocos sectores que tienen a más mujeres que hombres dedicados a él en España.
Así lo indica la última Encuesta de Población Activa (EPA) publicada recientemente por el Instituto Nacional de Estadística (INE) para radiografiar la situación del mercado laboral en el primer trimestre del año. De acuerdo con esta fotografía, en España hay 1,1 millones de mujeres dedicadas al comercio al por menor y algo menos de 750.000 hombres, lo que implica que el 61% de los profesionales que operan en este segmento son mujeres. Esta tasa es mucho más elevada entre el personal doméstico, en los hoteles, las residencias, la sanidad, las bibliotecas, la educación… pero, incluso así, adelanta a otros ámbitos como el de la restauración, las actividades jurídicas o la fabricación farmacéutica. Es el décimoctavo sector más feminizado del centenar en el que se fija el INE, y el tercero que más mujeres ocupa en total.
Sin embargo, la proporción de directivas en el sector está lejos de la cuota que se da en la base. Por lo menos, eso se deduce al analizar las cúpulas de las 15 compañías que más facturan con esta actividad. Son, por este orden, Inditex, Mercadona, El Corte Inglés, Carrefour, Dia, Lidl, Alcampo, Leroy Merlin, Consum, Mango, BonÁrea, Bon Preu, Decathlon, Ikea y Eroski.
Esta última cadena con sede en Vizcaya (Euskadi) destaca por tener una presidenta, una vicepresidenta y una consejera delegada, además de un conjunto casi paritario de vocales en el consejo rector. En el lado opuesto, arriba de todo de este listado de empresas, despuntan Marta Ortega y Marta Álvarez como presidentas de Inditex y El Corte Inglés, aunque solo la segunda ejerce con un cargo ejecutivo (es decir, está involucrada en la gestión de la compañía). Carrefour España también está dirigido por una mujer. Pero, en medio, hay poco más allá de la vicepresidencia de Mercadona, que está en manos de Hortensia Herrero, la mujer de Juan Roig.
¿Por qué hay tan pocas mujeres?
La doctora en derecho y profesora de la UB Pepa Burriel relaciona esta ausencia de presencia femenina con las tareas pendientes que tiene, en general, la sociedad. «Muchas veces no se nos ofrecen los puestos de dirección porque piensan que no podemos, porque conciliamos», introduce esta experta, que concede que las mujeres siguen siendo quienes más se ocupan de hijos y trabajos del hogar y que, consecuentemente, siempre se sentirán más inclinadas hacia un trabajo a tiempo parcial. Lo que falta ahí, a su juicio, es poner en valor la diferencia entre estilos de liderazgo o cuestiones como que está demostrado que las empresas cuyos consejeros delegados son mujeres, suelen ser más productivas.
Otro elemento que, de acuerdo con su lectura, complica la llegada a la cima, es que ellas tienen menos posibilidades de montar su imperio desde cero. «Las mujeres siempre han tenido (y tienen) menos posibilidades de recibir financiación que los hombres», denuncia esta docente.
Las direcciones femeninas en España
Lo cierto es que la situación mejora a medida que se descienden posiciones en la cadena de mando, aunque son pocas las empresas que pueden presumir de tener casi tantas ejecutivas como ejecutivos.
A modo de ejemplo, el primer supermercado de España, Mercadona, tiene tres directoras de expansión, informática y relaciones externas; el Grupo Dia, una máxima responsable de comunicación y sostenibilidad y pronto anunciará la incorporación de una segunda directiva a su comité; en Lidl solo una mujer capitanea el departamento de Personas y Cultura; Alcampo suma a los RRHH, la Responsabilidad Social Corporativa (RSC), la comunicación y la experiencia de cliente; en Consum ellas tienen el mando de la administración y la logística; BonÁrea tiene una directora de tiendas y Bon Preu, una directora comercial. Con todo, son, en líneas generales, menos de un tercio de los altos directivos que hay en cada una de esas empresas.
Fuera de los supermercados, la situación no varía mucho. El gigante Inditex destaca por tener un consejo de administración paritario, con cinco de diez sillas ocupadas por mujeres, pero apenas goza de un tercio de directivas al frente del día a día de la compañía. En el buque que capitanea Marta Ortega, ellas tienen la más alta responsabilidad de las líneas de ropa femenina y de niño de Zara, de la unidad Zara Home, de Oysho, y la dirección de personas, logística y auditoría interna del grupo.
En Leroy Merlin hay una única responsable de impacto positivo en el consejo de dirección, y Mango tiene solo una consejera en el comité de administración y tres direcciones (de 16) ostentadas por mujeres –el vertical que une ‘online’ y cliente, el equipo que se centra en la marca y las finanzas–, aunque la cadena textil con sede en Palau-solità i Plegamans (Barcelona) subraya que tiene un tercer órgano de gobierno, el comité ejecutivo, compuesto por unos 30 cargos de los cuales un 40% son mujeres.
El caso Ikea y la receta del éxito
Por último, Ikea no cuenta con una mujer en primerísima línea, pero es la única de entre las grandes que tiene idéntico número de jefas y jefes en su comité de dirección. Ellas mandan sobre el desarrollo de negocio, las finanzas, los RRHH, la logística y la comunicación. Ellos, en la dirección general, como responsable de área, en la estrategia digital, en el ala comercial y en la división Catalunya.
¿Qué hacer para corregir esta situación? Burriel no es muy partidaria de las cuotas, aunque admite que una vez fallan el resto de medidas es una de las estrategias que más fácilmente puede aliviar el desequilibrio. «Es el pago de una deuda histórica», confiesa decirse a sí misma cuando se enfrenta internamente a estos debates. De todos modos, para ella, la receta es la formación, no solo en el ambiente estrictamente académico, sino también en las empresas. «Las medidas tienen que partir de una formación y conciencia tanto de hombres, como de mujeres. Ellas tienen que interiorizar que pueden llegar, que estamos igualmente capacitadas», concluye la profesora. «Y si no lo estamos –ultima– siempre nos podemos capacitar».
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