En Estados Unidos la escasa regulación de control de armas de fuego normalmente se impulsa tras grandes masacres que conmocionan al país. Es lo que sucedió meses después del brutal tiroteo en 2017 en un concierto en Las Vegas, que con 60 muertos y más de 400 heridos ha quedado como el más letal en la historia del país, el gobierno entonces presidido por Donald Trumpaprobó un veto a aceleradores de disparos como los que había usado el autor de la matanza, un accesorio que permite a un rifle semiautomático disparar a la velocidad de una metralleta cientos de balas por minuto. Este viernes el Tribunal Supremo de EEUU ha tumbado ese veto.

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