Hoy, y no es tópico, hemos vivido una jornada histórica. El Papa Francisco ha participado en la cumbre del G7. Nunca antes un Papa lo había hecho. Y en esta segunda jornada de cumbre de las siete democracias más industrializadas del mundo, los ojos estaban puestos solo en él, en el Papa Francisco.
Así lo presentaba Giorgia Meloni, la anfitriona de esta cumbre que, cada vez que se refería a él, le saludaba, se le iluminaba la cara, Y entonces tomó la palabra Francisco.Tenía uno largo y uno corto Como hemos escuchado, él eligió el corto, pero estoy seguro que todos los ahí presentes estaban deseando que eligiera el largo para escuchar durante más tiempo sus reflexiones sobre el desarrollo de la IA.
A lo largo de este programa entraremos en materia de ese discursos, analizaremos el fondo de sus palabras que hemos segudio aquí en directo en COPE. Pero antes quiero destacar contigo el simbolismo de este encuentro:
En momentos donde la sociedad se encuentra desorientada, donde el desarrollo de la Inteligencia Artificial supone un gran reto para la humanidad, los poderosos recurren a la Iglesia, a su cabeza, al Papa Francisco para guiarles. Porque, más allá de que el Papa de que la Iglesia tenga mucho que decir sobre Inteligencia Artificial, el mundo, nosotros, necesitamos escuchar a la Iglesia, al Papa, hablar sobre Inteligencia Artificial. Es tal el reto, el desafío para la antropología humana que necesitamos esa paz y esperanza que solo puede venir de una persona como el Papa.
Y, la suerte que tenemos los cristianos, ahí tenemos un referente, alguien que ejerce un primado, (en este Linterna de la Iglesia también hablaremos de eso) una cabeza visible con el único objetivo de servir.
Porque cuando la penumbra amenaza la humanidad, la luz de la Iglesia es más necesaria que nunca.