«Los casos de (Petr) Bystron o de (Maximilian) Krah son la punta del iceberg de los vínculos con Rusia de la ultraderecha«, aseguró esta semana el diputado socialdemócrata Dirk Wiese ante el Bundestag (Parlamento alemán). Fue en un debate centrado en las sospechas de corrupción sobre Krah y Bystron, primero y segundo en la lista de Alternativa para Alemania (AfD) para las elecciones europeas. El término «punta del iceberg» fue utilizado por otros diputados tanto del tripartito entre socialdemócratas, verdes y liberales del canciller Olaf Scholz como desde la oposición conservadora o la Izquierda. Krah no es diputado del Bundestag, pero Bystron podría haber respondido desde hemiciclo, puesto que ocupa un escaño de la AfD. No acudió a la sesión, tal vez porque estaba «almorzando en la embajada rusa», ironizó Wiese. Tampoco asistieron los líderes del partido, Tino Chrupalla y Alice Weidel. En ausencia del aludido y de los jefes, habló en su defensa Stefan Keuter, otro asiduo de la embajada rusa o de otros eventos frecuentados por «Putinversteher», como se denomina en alemán a quienes muestran «comprensión» por Vladímir Putin.