Tras siete meses de huida hacia delante, Pedro Rocha ha llegado este viernes a un punto que parece de no retorno. Confiaba en acudir al juzgado número 4 de Majadahonda a declarar como testigo e irse tranquilamente a casa a preparar su proclamación como presidente de la RFEF. Sin embargo, la jueza decidió cambiar su condición a la de investigado. Mientras tanto, el Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) decidía abrirle expediente, un primer paso que podría desembocar en su inhabilitación, según informa el denunciante, Miguel Galán.