Pese al respiro que, por fin, dieron los alimentos, la inflación subió el pasado marzo hasta el 3,2%, cuatro décimas más que en febrero, como consecuencia de la evolución del precio de la electricidad, según el indicador del índice de precios de consumo (IPC) publicado este viernes por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Tras casi tres años con el IVA reducido, marzo vio cómo el Gobierno aplicaba una normalización del tipo impositivo hasta el 21%, lo que tuvo un impacto directo sobre la factura de la luz.
En marzo volvió a ser significativa la reducción de la inflación de los alimentos, que bajó un punto, hasta el 4,3% interanual, frente al 5,3% en que se encontraba en febrero. La de este marzo es la tasa de los alimentos más baja desde hace noviembre de 2021, con una reducción de más de 12 puntos en el último año, destaca el Ministerio de Economía.
Por su parte, la inflación subyacente, la que excluye los alimentos no elaborados y la energía y que es la más estructural, «siguió reduciéndose, dos décimas en marzo, hasta el 3,3%, lo que supone la menor tasa en los dos últimos años», aseguraron fuentes del Ministerio de Economía. Para el Gobierno estos resultados muestran que es «compatible la moderación de los precios con el mantenimiento del escudo social y el apoyo a los hogares y familias más necesitadas», a la vez que, según las mismas fuentes, España registra «el mayor crecimiento económico entre los principales países de la zona euro».
La evolución de la inflación, cuya escalada provocó a partir de julio de 2022 una importante subida de los tipos de interés, ha hecho que el Banco Central Europeo (BCE) haya insinuado que el precio del dinero podría empezar a bajar a partir de junio. Este mismo jueves, el consejo de gobierno del BCE ha decidido mantenerlos sin cambios, pero ha dado muestras para que en junio se apruebe el primer recorte del precio del dinero desde que estalló la espiral inflacionista.