El relevo en el poder en Polonia protagonizado por el liberal Donald Tusk, quien puso fin a ocho años de dominio ultraconservador, no ha cambiado las cosas en lo que al rechazo de Varsovia a la política migratoria europea se refiere. «No vamos a cambiar de opinión aunque me hayan llamado desde la mitad de las capitales (europeas) para abordar el tema», afirmó este jueves el jefe del Gobierno polaco. Su Ejecutivo «protegerá los intereses de Polonia», añadió. Y en ello entra la determinación de no aceptar reubicaciones obligatorias de migrantes.