Se llamaba Marisa, tenía 73 años y murió asesinada en su casa, en Chapinería (Madrid) en julio de 2020. Su verdugo, su yerno, era el novio de una de sus hijas, con la que llevaba unos meses de relación. La mató en casa, troceó su cuerpo, lo malenterró a las afueras del pueblo y unos días más tarde, a principios de agosto de 2020, lo encontró un vecino que paseaba el perro. «Asomaba un pie», denunció tras dar la voz de alarma. Una zona transitable, un camino, a las 19:30 horas de la tarde. Al lugar se desplazaron, en un primer momento, agentes del cuartel de Navas del Rey, demarcación cercana, y finalmente, el grupo de Homicidios de la Guardia Civil. Encontraron más restos humanos repartidos en diferentes bolsas. El cotejo de ADN y la investigación de la benemérita puso nombre a la víctima: María Luisa. No fue fácil, al cuerpo le faltaba la cabeza. El testimonio de los vecinos puso el foco en la familia: se habían producido discusiones fuertes últimamente.
Días después su yerno fue detenido: Emilio Ramos, 38 años, apodado ‘El Loco’. Viejo conocido de los agentes por sus antecedente penales. Este jueves, en el juicio con jurado popular que arranca en la Sección Quinta de la Audiencia de Madrid, se sienta en banquillo acusado de asesinato. La Fiscalía le pide 18 años de prisión.
Desaparecida en julio
La alerta saltó el 28 de julio. Una de la hijas de Marisa, la que no vivía con ella, entraba angustiada al cuartel de la Guardia Civil: «Vengo a denunciar la desaparición de mi madre». La mujer aseguraba que llevaba sin hablar por teléfono con ella, pese a múltiples intentos, desde una semana antes. Aseguró, además, que no la veía en persona desde antes del confinamiento por el covid. Comenzó a sospechar el día 23 de julio, cuando pidió hablar con ella a su otra hermana y la mujer no se puso al teléfono.
Arrancó una investigación que culminó una semana después, el 5 de agosto, cuando un vecino llamó alterado al puesto de guardia: «hemos encontrado unos restos». El cuerpo fue hallado a 350 metros de la casa donde Marisa había vivido los últimos 20 años. Una desaparecida y una mujer descuartizada, todo apuntaba a ella. Hubo que esperar al cotejo de ADN, no había cabeza.
Tras el hallazgo, los agentes solicitaron un registro de la vivienda. En casa, con la mujer, vivían desde hacía un mes su otra hija, A.F.M. y su novio, ‘El Loco’ con el que llevaba unos diez meses. Ambos fueron arrestados y enviados a prisión. Él acabó confesando el crimen. Exculpó a su novia. Explicó que hubo una «discusión» entre él y su suegra, que su novia no estaba presente. La Audiencia Provincial de Madrid decretó la libertad de ella.
Una discusión
‘El Loco’ aseguró que todos habían bebido, también Marisa, más de la cuenta. Que aquella noche le dijo a la víctima que su esposo, ya fallecido, había abusado sexualmente de su hija y de otra vecina cuando eran niñas. Que era un pederasta. Esto provocó una gran pelea. ‘El Loco’ cuenta en su declaración que Marisa amenazó con llamar a la Guardia Civil, pero Emilio agarró un cuchillo y la mató.
Los hechos, según el escrito del fiscal, al que ha accedido CASO ABIERTO, portal de sucesos e investigación de este grupo editorial, fueron los siguientes: «En hora no concreta comprendida entre las 17:00 horas del día 23 de julio de 2020, y las 12:00 horas del 25 de julio de 2020, con el propósito de acabar con la vida de Marisa, sorpresivamente, y cuando la misma se encontraba sentada en el sofá de la salita de su vivienda», Emilio alias ‘El Loco’ «asestó a Marisa una puñalada con un cuchillo a la altura del cuello, causándole una serie de lesiones que le produjeron la muerte».
Añadió que, tras ver lo que había hecho, entró en shock y salió a fumarse un porro mientras la anciana moría desangrada. Para el ministerio fiscal, no hay duda: «llevó a cabo la agresión, valiéndose de su superior fuerza así como de su complexión física dada la diferencia de edad entre el acusado y la víctima».
Pesaba mucho
El asesino confeso declaró durante la instrucción que, después del crimen, cogió un pico y una pala y salió de la casa «en busca de un lugar donde enterrarla». Lo encontró junto a unos olivos, hizo un hoyo y regresó a la casa, donde estaba el cuerpo de la mujer, sobre un sofá. Marisa estaba ya muerta. La arrastró al jardín. Narró que «pesaba mucho» y que para poder transportarlo mejor la descuartizó. Lo enterró completo, «si su cabeza no está, se la habrán llevado las alimañas». Después, como pudo, limpió la casa.
‘El Loco’ privado de libertad por estos hechos desde el día 8 de agosto de 2020 -habiéndose prorrogado por dos años mas la prisión provisional en mayo de 2022- llega a la Audiencia para narrar, una vez más, lo que hizo. Lo hará ante el juez y el jurado. Se juega estar encerrado otros 14 años.