El exvicepresidente del Gobierno del PP Rodrigo Rato declaró este miércoles en el juicio que se celebra en la Audiencia Provincial de Madrid que no declaró en España sus tres principales empresas porque no tenía conciencia de que con las sociedades Westcastle, Vivaway y Red Rose Financial Enterprises estuviera enmascarando su fortuna al fisco. Esta fue la contestación que el que también fuera director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) dio a las preguntas de su abogada María Massó que le interpeló por el motivo por el que no había informado de la existencia de estas firmas en el impuesto del patrimonio.
«Yo no tenía una conciencia de que esas sociedades estuvieran ocultando un patrimonio«, contestó Rato, que no obstante reconoció que podía estar equivocado. Sin embargo, el que fuera también ministro de Economía defiende que con los regularización fiscal a la que se acogió años después, gracias a la ley que promovió Cristóbal Montor, no se le puede imputar ningún delito fiscal.
En concreto, las empresas que no declaró en España fueron Westcastle, Vivaway y Red Rose Financial Enterprises. La primera de ellas, según el hilo argumental de la declaración de Rato, «venía de periodos prescritos», pues se hizo con su propiedad en 2004, años después del fallecimiento de su padre: «Es conocido que mi padre pagó una multa considerable en el 1968 por tener dinero fuera de España. Pero esa multa nunca le obligó a repatriar el dinero que tenía en Suiza, que nunca repatrió», dijo Rato, que según la versión que trasladó al tribunal que le juzga se hizo cargo en nombre de sus otros dos hermanos de la empresa familiar Westcastle: «Y los banqueros de Ginebra, que habían conocido a mi padre, siguieron con ella. No me mandaban dinero de ningún tipo y no introduje fondos», defendió.
Vivía en el extranjero
En el caso de la empresa Red Rose Financial Enterprises, Rato tampoco consideró necesario comunicar al fisco que era de su propiedad: «Disponía de un préstamo que había hecho a El Manantial y de un dividendo de Aurosur, cuando yo vivía en el extranjero, por lo que no tenía ningún fondo que tuviera que declarar a la Hacienda Pública española, exceptuando su propia existencia, estoy de acuerdo», reconoció al tribunal, a a cuyos magistrados especificó que parte del patrimonio de esta sociedad procedía de la venta de su casa en Washington. Sobre la tercera sociedad que no declaró, Vivaway, resaltó que sólo tenía «préstamos. De [su excuñado] Santiago Alarcó y de Lazard; y la declaración de Rubicón, que era de 120.000 euros».
Al ser preguntado por su abogada María Massó sobre si durante su mandado al frente del FMI residía en España, Rato consideró «sorprendente que pueda decirse que el director gerente del FMI no reside en Washington. Me di de baja en el Ayuntamiento de Madrid, es una cosa obvia».
«Nos toman por tontos»
Además, defendió que la acusación de que no vivía en Washington “o es una falsedad o una tontería». «Tenía escolta, yo no me movía alegremente, es increíble que puedan decir estas cosas, no sé de dónde sale esta gente, es fuerte y ha sucedido que un funcionario en el ejercicio de su cargo diga que yo he estado en Washington unos pocos días en el 2006, es que nos toman por tontos. Es muy fuerte que un abogado del Estado diga que Luxemburgo es un territorio opaco para la Hacienda española, es indignante», protestó.
Con su defensora, Rato desgranó dato a dato todas las transferencias financieras bajo sospecha y dio explicaciones pormenorizadas de cada sociedad y cada año fiscal objeto de la acusación. «Los fondos son todos perfectamente identificables y –los movimientos tienen– una explicación razonable», defendió.
Rato, que seguirá declarando este jueves en la Audiencia Provincial de Madrid, está acusado de 11 delitos contra la Hacienda Pública, blanqueo de capitales y corrupción en los negocios. Anticorrupción interesa para él una pena de aproximadamente 70 años de cárcel por haber defraudado más de 8,5 millones en la gestión de su patrimonio.