Suena el teléfono. Una psicóloga lo descuelga. Pregunta y escucha. Al otro lado de la línea habla la madre de una adolescente víctima de violencia sexual. «He visto en el móvil de su padre que ha enviado una foto de mi hija casi desnuda a un grupo de WhatsApp. Los integrantes del grupo contestaban que mi hija estaba muy buena y que tenía pechos grandes, a o que el padre respondía afirmativamente».
En un 43,9% de las consultas que la Fundación ANAR ha recibido por violencia sexual hacia niñas y adolescentes desde 2019 la tecnología ha estado presente de una u otra forma. Y cada vez va a más. Desde aquel año al primer semetre de 2023, la diferencia aumentó más de 18 puntos porcentuales, situándose ya en la mitad de los casos.
En su nuevo ‘Estudio Agresión Sexual en Niñas y Adolescentes según su testimonio. Evolución en España (2019-2023)’, la fundación explica que a medida que aumenta la edad de las víctimas de este tipo de violencia, también lo hacen las consultas en las que están presentes las tecnologías de la comunicación, tanto las redes sociales, como Instagram o TikTok, como las aplicaciones de mensajería instantánea tipo Whatsapp.
Destacan sobre todo el grupo de edad de 13 a 17 años, con la presencia en más de la mitad de los casos. Claro que están detrás de prácticamente el por cien de las formas de violencia sexual que se dan exclusivamente en la red, como el sexting no consentido (100%), en el grooming (la práctica por la que un agresor, normalmente un adulto, se hace pasar por otra persona con una identidad falsa para conseguir gratificación sexual) o la pornografía (99 y 98% respectiva), pero también en la agresión sexual (36,8%) o en la prostitución (68,6%). Además, en cerca de seis de cada diez de estas consultas la violencia se ejercía todos los días de forma continua.
Presentes en todas las formas de violencia
En todos estos casos, destacan significativamente los agresores desconocidos. «Hace meses envié unas fotos de carácter sexual y ahora me tienen amenazada con distribuirlas si no envío fotos a cambio«, cuenta -según las declaraciones recogidas en el informe- una de las tantas adolescentes a las que les han chantajeado con hacer públicas sus fotos, bien al entorno cercano de la niña o adolescente, bien en internet.
También existen casos en los que los agresores utilizan dinero o regalos para acercarse a las menores de edad: «Me ofreción dinero porque decía que le gustaban mis fotos. Al principio lo rechacé, pero mis amigas me dijeron que por qué no aceptaba si era dinero fácil», relata otra víctima. En estos casos, indican los autores, la identificación de esta violencia sexual suele ir acompañada de sentimientos de vergüenza y culpabilidad.
Agresores conocidos
Pese a que el perfil del agresor online suele ser un hombre mayor de edad y desconocido, cada vez son más las parejas, exparejas, compañeros o personas del entorno menores que ejercen esta violencia sexual. Hay adolescentes que relatan cómo sus exnovios han publicado en Intagram las fotos íntimas que ellas les habían enviado durante la relación. O cómo divulgan esas imágenes en grupos de WhatsApp. O cómo las amenazan si no les hacen llegar instantáneas.
Otras veces, las redes sociales se convierten en una herramienta a través de la cual se ejerce la violencia sexual por parte de los propios padres o las parejas sentimentales de las madres: «El padre de mi hija me envió ayer, por una red social, una foto, de frente, de ella desnuda en la ducha (…). Cuando le toca irse con su padre dice que no quiere ir», relata la progenitora de una preadolescente.
Medidas para evitar estos casos
Por todo ello, en ANAR piden que se preste especial atención a la detección y evolución a los delitos contra la libetad sexual en menores a través de medios tecnológicos, y que se incoporen las estadísticas oficiales casos de grooming o sextorsión.
En materia de prevención, Sonsoles Bartolomé, directora del Departamento Jurídico de la Línea de Ayuda ANAR, indica la importancia de que las madres y padres tengan formación accesible, gratuita y en formatos dinámicos a su disposición, que les sirva para saber cómo educar en materia de sexualidad. «Sin lugar a dudas, una de las herramientas más importantes que necesitan los progenitores es la capacitación en los dispositivos tecnológicos; educación digital para saber cómo mirar, acompañar y supervisar a sus hijas e hijos en el uso de las tecnologías de la información y de la comunicación«, resalta.