Carlo Ancelotti y Pep Guardiola nunca han ocultado una admiración recíproca y se dedicaron elogios el uno al otro en la previa del Real Madrid-Manchester City, antes de que se abrieran ayer las hostilidades en el césped del Santiago Bernabéu en un partidazo de poder a poder entre los dos últimos campeones de la Champions.

El entrenador catalán resaltó la capacidad táctica y la intuición de Ancelotti asegurando que el italiano es mucho más que un simple gestor de vestuarios. “Sé que a veces le dicen que es un ‘gestor’ de manera despectiva, y yo le digo que no se lo crea”, declaró. “Jamás consideraré que Ancelotti es un mal entrenador tácticamente”, siguió Guardiola, y su colega le dio la razón merced a una primera sobresaliente del Madrid marcada por el ajuste de Carletto que no supo leer el catalán: poner a Rodrygo en la izquierda y liberar a Vinicius por dentro.

A pesar del mazazo del gol inicial de Bernardo Silva, el Madrid no renunció al plan de partido que lleva trabajando una semana entera. La agresividad en los duelos individuales de Kroos, Camavinga, Valverde y Bellingham provocó numerosas pérdidas de balón del City y el Madrid pudo correr a su antojo con la pareja de brasileños en su salsa y con un latifundio a la espalda de los cuatro centrales dispuestos por Ancelotti.

La baja por lesión de Walker no alteró la idea de Carletto y hasta el descanso Guardiola no pudo rectificar. Entre tanto, Vinicius y Rodrygo gozaron de aproximaciones muy peligrosas que no pudieron materializar.

“Creo que podríamos haber pillado al City con esa idea” Nuestro segundo gol fue una jugada perfecta, una combinación estupenda entre ellos. Vinícius y Rodrygo son excelentes cuando se combinan y Crearon muchas oportunidades”, dijo Ancelotti tras el partido, una montaña rusa de emociones y fútbol que explicó punto por punto porque Real Madrid y Manchester City son los últimos dos campeones de la Champions y dos de los grandes favoritos para levantar la Orejona en Wembley.

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Tras una floja primera parte del City, sin profundidad ni ideas en ataque y a merced de los contragolpes del Madrid, Guardiola reajustó a su equipo en el descanso y en la reanudación emergió la mejor versión del conjunto inglés. La presión adelantada sobre Kroos y Camavinga no permitió al Madrid encontrar con tanta frecuencia a Vinicius y Rodrygo y también crecieron con el paso de los minutos las figuras de Grealish, Foden y Bernardo Silva. La línea de mediapuntas del City, bien escoltada por Stones y Rodrigo, empezó a encontrarse cada vez más a gusto en las inmediaciones del área de Lunin y por ahí empezó a agrietarse el Madrid, cada vez más acogotado. Los golazos de Foden y Gvardiol hicieron buena la notable mejoría del City en la segunda parte.

Déjà vu en el Bernabéu

El 3-3 final deja en el aire una eliminatoria que, como el año pasado, volverá a resolverse en el Etihad Stadium de Mánchester. Como sucedió hace once meses en las semifinales y también ayer, el Madrid abandonó el Bernabéu con la sensación de no haber sabido aprovechar sus mejores momentos para irse con ventaja a Manchester. Esta vez, eso sí, pudo haber sido mucho peor para los intereses blancos. Madrid y City estuvieron a merced el uno del otro pero con 2-3, los de Guardiola tuvieron en su mano dinamitar el cruce. En Etihad dictará sentencia. Otra vez.