«Lo que más me gusta de trabajar con ellos es que no cuestionan nada. Yo me lanzo a la piscina y ellos lo hacen detrás de mi. No ponen barreras y no tienen prejuicios. Son creativos, les encanta escribir, proponer cosas y nunca van con el no por delante». De esta forma describe Ragüel Santana, director y profesor del Grupo de Teatro Inclusivo de Aspercan en Gran Canaria, a los once alumnos de diferentes edades que le han acompañado a lo largo de estos tres años, cuando le propusieron crear esta compañía de teatro de personas con Asperger.
Detrás hay mucho trabajo, pero también una familia en la que la diversión es el principal condimento para hacer sus mejores creaciones. Hoy, en el Centro Cultural de Santa Brígida, presentarán la obra en la que llevan trabajando desde noviembre: ‘Misterio en Calle Berceo’. Un montaje que ha sido diseñado por estos once alumnos, que han sido los encargados de escribir y posteriormente aprenderse el guion para salir a escena. «Ellos hicieron propuestas y yo las cogí todas e hice un mix de personajes y tramas para diseñar la obra final y que cada uno se vea reflejado», explica Ragüel.
Una desaparición misteriosa
La obra trata de la desaparición misteriosa de un vecino que coincide con la llegada de un nuevo integrante a la comunidad. De este modo, empiezan a investigar sobre este suceso a través de enredos hasta que se dan cuenta de que nada es lo que pensaban, que ni los buenos son tan buenos ni los malos tan malos. «Ellos son muy perfeccionistas y quieren tener muy claro lo que tienen que hacer, y si hay cambios bruscos hay que justificarlo y explicarles el porqué, y eso está muy bien como actores. Confío mucho en ellos», asegura Santana.
Aunque son once los alumnos que participan en la obra, en la compañía hay quince, pero no todos quieren participar en la muestra. «Algunos lo ven más como hobby, y a otros no les gusta subirse al escenario», comenta Ragüel. Y es que en el taller en sí, que se realiza cada viernes por la tarde, dan diferentes herramientas, como clases de movimiento o de voz, y no todos participan en todas las partes.
Una obra novedosa
En general, no hay muchos teatros que destaquen por tener la característica de trabajar con personas que padezcan Asperger o Síndrome de Down, por lo que poder mostrar una obra hecha por ellos es algo novedoso a la vez que maravilloso. «No entiendo que esto se vea tan poco, porque hay muchas personas que tienen esta discapacidad y no podemos excluirlas, porque les gusta el teatro, el teatro es terapéutico y sirve para todas las personas independientemente del nivel», comenta Ragüel Santana. «Muchos están dispuestos a conocer a personas nuevas y perder la vergüenza», explica.
Quince alumnos que a lo largo de estos tres años de trayectoria han formado una familia, haciendo que el asperger levante el telón y terminen cosiendo las alas al teatro de los sueños. Un lugar en el que hay espacio para todos independientemente de sus capacidades y donde el aprendizaje ha sido la principal vía de escape para todos aquellos que buscan un ratito de desconexión.
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