Cuando uno busca piso en alquiler acude a Idealista, Fotocasa y otros portales inmobiliarios o, como mucho, se informa sobre las posibilidades de acceder a una vivienda pública. Quizá lo último que se le pase por la cabeza es recurrir a una ONG. Pero existen, son la opción de cada vez más personas expulsadas del mercado e, inspiradas en lo que hacen en países europeos como Austria u Holanda, buscan convertirse en una «tercera vía» que abarate los precios del alquiler.