Todo empezó en el verano de 2016 cuando una ola de calor extremo azotó el continente europeo. Fue entonces cuando un pequeño grupo de mujeres jubiladas residentes en Suiza empezaron a hablar entre ellas sobre cuánto les preocupaba el aumento de este tipo de fenómenos, el «grave impacto en su salud» y, sobre todo, «la falta de acciones de sus gobiernos para luchar contra la crisis climática y evitar que todo esto vaya a más». Ese mismo agosto, en su primera asamblea, consiguieron congregar a 40 asistentes y fundaron la plataforma Klima Seniorinnen (Abuelas por el clima). Ahora, ocho años más tarde, suman más de 2.000 miembros y acaban de lograr por primera vez en la historia que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos condene a un país por su inacción frente a la crisis climática.