Luis Enrique Martínez no tiene por qué cambiar. En ocasiones, cuesta discernir entre la guasa y la firmeza, la ironía y la certeza. Pero es él, y solo él, quien domina el escenario. Tanto en la caseta, donde Mbappé ha tenido que acostumbrarse a sus métodos, como en la sala de prensa, donde lleva a los periodistas por donde él quiere, cargándolos de titulares, pero también consciente y seguro de haber alcanzado su objetivo. El principal, que el PSG, equipo al que pretende acercar a su primera Champions, se olvide de la presión en el duelo de cuartos que le enfrentará al Barcelona a partir de este miércoles en París.