El coste de la limpieza y tratamiento de los sedimentos que pueden colapsar la bocana del Puerto de Avilés superaría los 14 millones de euros en el mejor de los casos, según los cálculos realizados por la Autoridad Portuaria en base a las cantidades retiradas en campañas anteriores. Una cuantía desmesurada para las arcas portuarias y una situación que no se replica en ningún otro puerto del país. Pero encontrar una solución técnicamente factible y que rebaje la factura no significa que el problema esté solucionado, porque el siguiente paso sería cómo y dónde ejecutar el proceso.
Las tareas de dragado de mantenimiento se realizaban con normalidad hasta que en 2018 la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) obligó a reponer a la playa de Salinas el volumen de árido que fuera extraído. En ese momento comenzaron los quebraderos de cabeza para la Autoridad Portuaria, que no ha conseguido el visto bueno de Medio Ambiente a ninguna de sus propuestas pese a las advertencias del posible cierre del Puerto de Avilés si no puede salvar ese condicionante.
Fracasó la vía de argumentar la ineficacia de las medidas exigidas de corrección de impacto ambiental, el Ministerio de Transición Ecológica que pilota Teresa Ribera también ha sido inflexible a los razonamientos que inciden en el daño económico que podría causar un eventual cierre del puerto o la limitación de su operatividad por pérdida de calado, se vetó el uso de la arena del último dragado para su uso en Salinas por estar «contaminada» y Costas se negó al aprovechamiento de arena procedente del dragado de la ría del Eo para regenerar Salinas.
La Autoridad Portuaria incluso hizo una propuesta económica para generar un fondo anual estableciendo un precio estándar de 7,42 euros por metro cúbico. Teniendo en cuenta el volumen ya dragado en la zona de la barra y vertido a la zona autorizada en abril de 2021, el cual ascendió a 94.909 metros cúbicos, se obtendría un alcance económico de 742.188 euros. El Puerto se comprometía a dedicar ese importe a labores de dragado o medioambientales que, de común acuerdo, se considerasen adecuadas. Pero al Ministerio de Transición Ecológica tampoco le gustó esta solución.
Así que la única alternativa posible es embarcarse en el mayor proyecto de I+D que la Autoridad Portuaria avilesina haya tenido que afrontar en toda su historia. La draga «Amarradores Doscientos» sacará más de 5.000 toneladas de muestras de sedimentos del canal de entrada, en la dársena de San Juan y en el muelle de Raíces. Posteriormente se distribuirán entre distintos laboratorios privados, además de la Universidad de Oviedo y el «Batán Recovery», en Mieres, al que irán 2.000 toneladas con el objetivo de realizar pruebas piloto en estas instalaciones de Hunosa. La idea es que en el plazo de tres meses se pueda saber qué tratamiento se podría aplicar a un coste razonable.
Lograr el éxito no significa el fin del problema. El volumen de sedimentos es enorme (casi 95.000 en 2021), materiales que hay que sacar a tierra, almacenar, cargar en camiones, trasladar al lugar en el que se vaya a realizar el lavado y tratamiento, cargar de nuevo, transportarlo al puerto, embarcarlo y salir a la mar para devolverlo a la playa de Salinas.
Los últimos cálculos indican que el coste puede oscilar entre los 150 y los 180 euros el metro cúbico, lo que significa que si se tiene en cuenta el volumen de sedimentos retirado en 2021, como mínimo se superarían los 14,2 millones de euros, y podría rebasar los 17 millones.
Otra posibilidad sería que la Autoridad Portuaria construyera su propia planta de tratamiento. También en este caso los problemas serían numerosos. El primero, su ubicación, porque habría que encontrar terreno para almacenar los sedimentos y construir la nueva planta, para lo que es necesario un amplio espacio del que carece el Puerto de Avilés. Y en el caso de que se encontrase, tendría que conseguir el visto bueno de varias administraciones públicas, incluido el Ministerio de Transición Ecológica. Sin olvidar, por supuesto, el elevado coste de financiación y mantenimiento.
Hay una tercera alternativa: un vertedero. Pero ¿dónde se encontraría uno con semejante capacidad y a cuánto se elevaría el coste?
Otros puertos del Estado también tienen problemas con el dragado, pero nada que ver con el volumen ni el coste que suponen para el de Avilés las condiciones impuestas desde el Gobierno central. Por ejemplo, explicaron las fuentes consultadas, el puerto de Huelva tiene un problema similar de dragado, pero tiene sitio suficiente y esos materiales los aprovechan para construir explanadas que se destinan a logística. De hecho, está previsto que al menos una parte de los sedimentos que se recojan ahora se destinen a relleno en la explanada que se construirá para unir los muelles de San Agustín y Valliniello.
Un avance importante sería la ampliación del dique de San Juan, con el objetivo de reducir la acumulación de arena en la bocana de la ría. El presidente de la Autoridad Portuaria, Santiago Rodríguez Vega, ha pedido ayuda en Madrid para afrontar estas obras, incluso solicitó al ministro de Transportes, Óscar Puente, que además de su apoyo financiero, hiciera de intermediario con el Ministerio de Transición Ecológica para sacar adelante esta obra. Eso sí, el Puerto abonará el coste del proyecto, que pretende sacar a licitación próximamente. La ampliación del muelle supondría una inversión que está calculada entre 15 y 20 millones de euros.
En definitiva, Avilés y el Puerto tienen un problema de enorme calado.
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