Los Dallas Mavericks obraron un auténtico pero trabajado milagro para remontar 22 puntos de desventaja y doblegar en la prórroga a los correosos Houston Rockets por 147-136. Kyrie Irving, fantástico y resolutivo con 48 puntos, y Luka Doncic, con 37 tantos y las dos rodillas sangrando, espolearon todavía más a un público texano abocado al delirio con las travesuras del dúo ofensivo más letal de la NBA hoy en día.

A pesar de sus proezas, y un sentido abrazo que puede ser icónico en unos meses o años si las cosas salen bien, como ellos confían y esperan, ni Irving ni Doncic bastaron para romper a los testarudos oponentes del estado. En primer lugar, necesitaron animar a todos sus compañeros a unirse a la causa, y luego buscar al héroe inesperado para darse otra vida. Dante Exum, ex del Barça y uno de los fichajes más acertados este pasado verano, clavó el triple del empate sobre la bocina del último período, y del resto se encargaron ya los gerifaltes de unos Mavs con muy poco de unicornio y mucho de caballo desbocado.

El triplazo de Exum rescató y dio sentido al esfuerzo y la proeza de los dos comandantes de Dallas, un dupla letal incluso cuando les duelen las rodillas o algún temor físico acecha. La sangre en ambas articulaciones de Doncic dará algún que otro dolor de cabeza al cuerpo técnico y a los aficionados más temerosos, quizás la imagen del encuentro, habiéndolas muchas. Más todavía, el dolor aparente y la cojera tras una mala caída a dos minutos de la trepidante conclusión del encuentro.

Al descanso, los Mavs amagaban con la remontada y se marchaban siete abajo (66-71) lamiéndose las heridas tras un primer cuarto nefasto (27-42). Ya por entonces, Doncic e Irving, con 18 tantos ambos, se habían cargado al equipo a cuestas. 45 minutazos se cascaron ambos, y resulta evidente que hay riesgo de sobrecarga ante semejante minutada. El esloveno, que se había perdido el anterior compromiso de los locales por molestias en la rodilla, no escatimó en el esfuerzo, aunque se le pudo ver a ratos tocado.

Irving lo reconoció, exhausto y extasiado a partes iguales, nada más terminar el choque. «Estoy desinflado, energéticamente no me queda nada», confesó. «Lo hemos dejado todo sobre la pista, y quiero agradecer la lucha a mis compañeros y la confianza. Hay que seguir creyendo y empujando», aportó el número dos de la franquicia, autor de 25 puntos entre el cuarto final y la prórroga en su mejor noche anotadora de la temporada.

Exum aportó 14 tantos y 9 rebotes desde la segunda unidad, donde también destacó Maxi Kleber con un magnífico esfuerzo defensivo. P.J. Washington, una de las incorporaciones que ha transformado la dimensión competitiva y profundidad del grupo, sumó 14 tantos y 13 rebotes además de dos dianas de tres clave en el tiempo añadido.

Con la derrota, los Rockets se despidieron del sueño del play-in a pesar de los 29 puntos de Dillon Brooks, los 24 tantos y 12 asistencias de Fred VanVleet o los 21 tantos de Jalen Green, su gran sensación en este tramo final donde han llegado a amenazar el billete a la fase final de los Golden State Warriors. Podrá descansar tranquilos ya en San Francisco, aunque saben que salir de esa décima plaza y colarse en los playoffs será otra historia.

Los Mavericks, por su parte, dan un paso importante para encarar el pase directo a la fase final con su triunfo. Son quintos con 48 victorias y 30 derrotas, y pase lo que pase esta noche con Phoenix y New Orleans seguirán ocupando la misma plaza cuando despierten mañana tras una paliza con sangre, sudor y milagro. 

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