Con el permiso de todos ustedes me gustaría resaltar la labor de un compañero y amigo, docente, recién jubilado, maestro de los de verdad, implicado en sus centros educativos y en su barrio, cuyo mayor premio ha sido el reconocimiento de sus compañeros de trabajo y de sus alumnos, que es lo que nos llevamos al final. A pesar de que no ha sido profeta en su tierra, ni ha recibido el reconocimiento merecido, sirvan estas palabras como homenaje a un maestro que ha estado dedicado durante casi 40 años a mejorar la educación en Canarias.