Las South Carolina Gamecocks son campeonas de la NCAA femenina por tercera vez en la historia, oficialmente uno de los programas más exitosos del panorama universitario estadounidense. En una temporada perfecta, imbatidas con 38 victorias en 38 partidos, las jugadoras de Dawn Staley derrotaron a Iowa State y su fenómeno Caitlin Clark  por 87-75 para completar su curso de ensueño con una brillante demostración de sangre fría, tesón y convicción en la gran final.

Con 18 puntos en el primer cuarto, Clark dejó huella en el último partido de su trayectoria universitaria legendaria, máxima anotadora y triplista de la competición rompiendo todos los techos de cristal conocidos por las mujeres hasta ahora e inscribiendo su nombre por delante de leyendas de la dimensión de Pete Maravich. A sus 22 años, la que ya ejerce como leyenda mundial y será mito al final de su trayectoria deportiva demostró que hasta las mejores tienen límites humanos dentro de una pista de baloncesto.

Sus 30 puntos, 8 rebotes y 5 asistencias no bastaron ante el poderío físico y mayor tamaño de la defensa rival, que terminó por acosarla para obligar más de la cuenta al resto de sus compañeras. South Carolina ató en corto a la mujer que puede cambiarlo todo para el baloncesto femenino alrededor del mundo, y le bastó eso para frenar su progresión en el encuentro y llevar el choque a su territorio. 

Fue suficiente para remontar el 20-27 en contra del primer cuarto, con la exhibición bajo el aro de la brasileña Kamila Cardoso, autora de 15 puntos y 17 rebotes, elegida MVP de la final. O los 19 tantos de Tessa Johnson, que partiendo del banco fue la máxima anotadora de las campeonas, un equipo construido alrededor de la defensa. 

Después de su dolorosa derrota el curso pasado, cuando cayeron en la Final Four después de otra temporada casi perfecta, manchada por ese sonado revés a las puertas del título, en esta ocasión lo consiguieron repitiendo y completando la hazaña. La profundidad del grupo, con un tremendo 37-0 del banquillo a sus oponentes, fue otra pieza clave del sonado alirón en la que será, salvo sorpresa, el partido de baloncesto femenino más visto de todos los tiempos.

South Carolina es el décimo equipo que cierra la temporada sin derrotas en la NCAA femenina, el quinto programa en conseguirlo tras UConn, Baylor, Tennesse y Texas.

El legado de Caitlin Clark

Clark se despide de la NCAA sin título de campeona pero con 3.951 puntos de récord, más que nadie en la historia del baloncesto universitario estadounidense. Su siguiente parada será el Draft de la WNBA, donde será la número uno más esperada a un nivel comparable con el de Victor Wembanyama o LeBron James, en su momento, en la NBA. Tal es el efecto que esta jugadora puede generar para el basket femenino alrededor del mundo. 

Ningún jugador o jugadora en la historia vendió entradas como Clark esta temporada, o la pasada, tampoco ninguno influyó tanto en las audiencias de sus partidos, récord tras récord. Con promedios de 28,4 puntos por encuentro en su trayectoria universitaria, 31,8 tantos en su último año, dice adiós trazando comparaciones con Steph Curry. La estrella de los Golden Warriors, sin embargo, cree que ella es distinta, incluso mejor que él. 

«Quiero darle las gracias personalmente a Caitlin Clark por elevar nuestro deporte. Ha cargado con un peso enorme, y esto no va a parar ahora», expresó con atino y cariño Staley, entrenadora de las ganadoras. «Cuando sea elegida número uno del Draft de la WNBA, también elevará el nombre de esa liga. Si estás ahí, que lo sepas, eres una de las grandes del baloncesto, te apreciamos», agregó entre la ovación de las 18.300 almas presentes en el pabellón de los Cleveland Cavaliers.

No podrá presumir de título, pero si de haber cambiado para siempre el juego de las mujeres y cómo es percibido. Es baloncesto de primer nivel, juegue quién lo juegue, y nunca debería haberse visto de otra manera. Aunque tiene 22 años, su legado será eterno.

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