Embutidas en ropa deportiva, cuatro jóvenes chinas cenaban hace unas semanas en un restaurante del paseo de Playa Blanca, en Lanzarote, mientras en el otro extremo de la Isla una corpulenta húngara caminaba por la orilla de la playa de Famara al mismo tiempo que dos altísimos muchachos de piel oscura se zampan un enorme plato de pasta en un negocio de Jandía, en Fuerteventura. Al otro lado del Archipiélago, concretamente en La Palma, son tres rubísimas chicas quienes llaman la atención de los transeúntes de la santacrucera calle Real justo cuando un grupo de curiosos alojado en el Parador Nacional de Tenerife, a la sombra del Teide, descubre que el fibrado individuo recién llegado en bicicleta al establecimiento hotelero es, ni más menos, el icónico esloveno Primoz Roglic, campeón olímpico de ciclismo contrarreloj, una presencia a la cual se han sumado durante los últimos meses en el Archipiélago personalidades del deporte mundial como Marcell Jacobs, Gianmarco Tamberi, Malaika Mihambo, Markus Rehm, Ricky Patrucciani, Yasiel Sotero, Marketa Stolova, Cherif Younousse, Ahmed Tijan, Catia Gubelmann, Géraldine Ruckstuhi, Katelyn Adel o, entre otras, las integrantes de la selección española de gimnasia rítmica, un impresionante elenco de atletas que elige Canarias para ultimar su preparación física de cara a las próximas competiciones deportivas y, en especial, los Juegos Olímpicos de París 2024 que arrancan en poco más de cuatro meses.