Hertz, la compañía de alquiler de coches, ha visto dispararse sus reservas un 3.000%. Para finales de febrero Airbnb había experimentado un aumento del 1.000% en las búsquedas de alojamiento en una franja de 4.000 kilómetros que va desde Eagle Pass, en Tejas, hasta Houlton, en Maine. Y el mapa que tiñe de rojo las reservas cerradas en esa web y páginas similares marca a la perfección el recorrido que lo explica todo: por ahí, en un ancho de 185 kilómetros, en una zona que tiene más de 31 millones de habitantes pero donde se esperan millones de visitantes más, surca la llamada franja de la totalidad del eclipse solar total que Estados Unidos va a vivir este lunes 8 de abril.
La eclipsemanía que lleva meses e incluso años cocinándose ha entrado en ebullición en el país y la excitación no es para menos. Aunque en 2017 se vivió ya en EEUU otro eclipse solar total, en este la actividad del Sol se encuentra cerca de su pico máximo en su ciclo. Y cuando la Luna, unas 400 veces menor que el astro rey pero también unas 400 veces más cerca de la Tierra se interponga plenamente entre ambos, la ciencia y la magia emocional del fenómeno se desatarán en todo su esplendor (aunque la nubosidad en parte de su recorrido amenaza con deslucirlo para algunos).
Más de 31 millones de personas residen en la franja de totalidad, de más de 185 kilómetros de ancho, y se esperan millones de visitantes más
Ese espectáculo que esconde el sol y al hacerlo revela toda su naturaleza se abrirá con lo que se conoce como el primer contacto, cuando la Luna empiece a interponerse entre el planeta y el Sol. Aparecerán entonces las fugaces ‘perlas de Baily’, rayos de luz del sol que irradian a través de los valles a lo largo del horizonte de la luna. Luego se verá el llamado «Anillo de diamantes» y, una vez concluya esa fase que durará entre 70 y 80 minutos, llegará el segundo contacto, el más esperado, el único en que se pueden quitar las gafas especiales si no se quieren dañar los ojos: la totalidad.
Entonces la oscuridad llegará con asombrosa rapidez y se instalará una fantasmagórica oscuridad diurna. La temperatura caerá. Podría llegar a verse la cromosfera, el delgado círculo rosa alrededor de la Luna que produce el hidrógeno. Y luego se hará visible la corona, esa imagen de luz blanca que es la atmósfera exterior del sol y que, dada la intensa actividad solar en la ocasión de este eclipse, se anticipa que será especialmente magnifica.
También brillarán estrellas y planetas, en particular Júpiter a la izquierda del Sol y a la izquierda Venus, junto al que también ganarán visibilidad Marte y Saturno. Y cuando acabe la totalidad, que dependiendo de la zona donde se viva el eclipse durará entre dos minutos y algo más de cuatro, el proceso se repetirá a la inversa.
Que sea predecible no le quita emoción. Como ha dicho Nicola ‘Nicky’ Fox, la jefa científica de la NASA, “aunque sabes lo que va a pasar es increíble. El sol parece algo vivo, que respira, no una luz brillante”. Y en palabras de Michael Kirk, astrofísico de la agencia espacial estadounidense, “un eclipse nos deja ver literalmente nuestro lugar en el universo”.
Ciencia y más
Todo el fenómeno tendrá uso científico. La NASA, por ejemplo, tendrá a dos equipos volando a 15 kilómetros de altura, por encima de las nubes, tomando imágenes de la corona y otro registrando la ionosfera, la capa superior de la atmósfera de la Tierra que posee carga eléctrica.
Sus datos y análisis, así como los de más 40 telescopios ubicados en la franja de la totalidad, permitirán entender mejor la estructura y la temperatura de la corona, cómo el magnetismo del Sol influye en el viento solar, los efectos del Sol en nuestra atmósfera y los cambios en la densidad de electrones.
Otros estudios vinculados al eclipse ayudarán también a mejorar las previsiones meteorológicas o a entender cómo las emisiones solares afectan a las telecomunicaciones. Y se seguirá una línea histórica pues eclipses en el pasado fueron fundamentales, por ejemplo, en el descubrimiento del helio en el siglo XIX o para confirmar en 1919 la teoría general de la relatividad de Albert Einstein.
Negocio y espectáculo
En EEUU la eclipsemanía es, también, negocio y espectáculo y ha puesto en marcha operativos públicos y privados en esa franja de totalidad, en grandes ciudades como Austin, Little Rock o Buffalo, en medianas y pequeñas localidades que esperan doblar y hasta triplicar su población habitual y hasta en pequeños pueblos.
No solo los airbnb o las empresas de alquiler de coches hacen su agosto este abril sino también infinidad de hoteles que, mientras miramos al espacio, han puesto en órbita sus precios: restaurantes, pequeños negocios y aerolíneas, trenes y autobuses. En algunos sitios se han declarado como precaución estados de emergencia, también hay los que tienen en alerta a la guardia nacional y en muchos se han hecho planes de contingencia, con torres extras para reforzar las señales de comunicaciones o la disponibilidad de aseos públicos con baños portátiles. Y algunas autoridades están preparadas con combustible extra y cargadores de vehículos eléctricos, en parte recordando lo que sucedió en 2017, cuando tras el eclipse se vivieron monumentales atascos de más de 100 kilómetros que atraparon a algunos hasta 17 horas en las carreteras.
Para muchos estadounidenses la de este lunes es una oportunidad única, y no solo porque buena parte de la población vive en un radio de menos de 300 kilómetros de la franja de totalidad. El próximo eclipse solar total no se espera en el país hasta 2044. En España, en cambio, se vivirá uno el 12 de agosto de 2026.
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