El presidente del Vox, Santiago Abascal, ha vuelto a Euskadi con motivo de la campaña electoral. Este sábado, el líder ultra acudió a Vitoria en un acto político junto a candidatos de la formación en las próximas elecciones vascas del 21 de abril. En los próximos días se volcará en la campaña de unas elecciones donde Abascal comenzó en política, sufrió amenazas, empezó a ir armado o fue desahuciado.
Una época de su vida, la que pasó en Euskadi, imprescindible para poder entender al hoy líder de Vox.
Ofrecemos a continuación un relato pormenorizado de la etapa de Santiago Abascal en el País Vasco: desde el 14 de abril de 1976 hasta febrero de 2010, cuando abandona su tierra ayudado por Esperanza Aguirre.
14 de abril de 1976
Santiago Abascal Conde nace en Bilbao, aunque su infancia y adolescencia transcurre en Amurrio (Álava), donde su abuelo, Manuel Abascal Pardo fue alcalde franquista y jefe local del Movimiento, además de diputado provincial. “Por los pelos se libró de participar en pelotones de fusilamiento y a punto estuvo de acabar en la División azul”, confesó el hoy líder de Vox en un artículo que publicó en ‘Alba’, revista del grupo Intereconomía en la que escribió antes de dar el salto a la primera línea política.
Precisamente, es en dicho artículo donde Abascal justificó el pasado franquista de su abuelo:
“Cuenta el abuelo que el gobernador civil le hizo alcalde (1963-1979), bajo amenaza de llevarle al calabozo. Y aunque entró a regañadientes no se hizo el remolón (…) Me hace gracia oírle decir que él nunca hizo política. Entonces esbozó una leve sonrisa recordando la sarcástica frase de Franco invitando a hacer como él, no metiéndose en política”.
Diciembre de 1994
Santiago Abascal se afilia al Partido Popular, siguiendo la estela de su padre, líder del PP en Amurrio y uno de los políticos más perseguidos por ETA.
Poco después de afiliarse, la banda terrorista asesina a Gregorio Ordoñez. “Lo mataron. Con él habría sido todo distinto”, ha llegado a lamentar el hoy líder de Vox sobre un asesinato que sin duda marcó su militancia política. Pese a ello, hoy es uno de los políticos que no duda en utilizar el ‘qué te vote Txapote’ en sus mítines para arengar a las masas. Algo que indigna a Consuelo Ordoñez, hermana del político del PP asesinado por ETA, que ha llegado a acusar al propio Santiago Abascal de «no tener escrúpulos y no respetar el dolor de las víctimas” por utilizar el terrorismo como arma electoral.
Ordoñez no es la única víctima de ETA que ha cargado duramente contra el líder de Vox. Una de las voces más críticas contra Abascal ha sido el periodista Gorka Landaburu, que ha acusado directamente a Abascal de “usar a las víctimas con interés político”.
“Hay gente -en clara referencia a Abascal-, que estaría contenta de que ETA existiera para decir que estamos en guerra», criticó el periodista contra el que ETA atentó en 2001.
Más dura aún se mostró aún Toñi Santiago, a cuya hija ETA arrebató la vida cuando contaba con tan solo 6 años de edad: “Qué pena a lo que has llegado. Si tu padre volviese a nacer, si volviese a salir de donde está, de verdad que este hombre se moriría de pena”.
Toñi Santiago incluso ha llegado a denunciar haber recibido “amenazas de muerte” por miembros de Vox.
PIE DE FOTO: Santiago Abascal en el Parlamento Vasco. Imagen de archivo. DENAES.
Junio de 1999
Abascal comienza su carrera política. Es elegido concejal del PP en el Ayuntamiento de Llodio (Álava) en un puesto que revalidó hasta 2007. Comienza entonces un sinfín de cargos remunerados gracias a su militancia en el Partido Popular.
En su biografía no oficial -pero imprescindible-, realizada por Los Genoveses, consta que su primer sueldo lo obtuvo como asesor de su tío, César Velasco Arsuaga, en la Subdelegación del Gobierno en Álava.
Lo cierto es que hasta que abandonó el Partido Popular en 2013, Abascal fue concejal, asesor, juntero, diputado autonómico y director y gerente de organismos públicos a los que en privado él mismo siempre ha reconocido como “chiringuitos”.
Entre tanto cargo, el político de extrema derecha adoptó una decisión en su juventud que sus correligionarios más ultras no han parado de afearle: no hizo la mili, pese a que el servicio militar obligatorio estuvo vigente hasta el año 2001.
23 de julio de 2000
“Abascal, cabrón; Abascal, hijo de puta”. Esta es la pintada que aparece en los lomos de uno de los caballos de su padre. Es la última amenaza que sufre su familia por parte de los simpatizantes de la banda terrorista. Meses atrás, los independentistas radicales han carbonizado ‘Novedades Abascal’, la tienda de telas que regenta su familia en Amurrio arrojando un cóctel molotov. El hoy líder de Vox, que tiene que ir a clase acompañado por escoltas, toma entonces una decisión: sacarse la licencia de armas para poder portar una pistola. Desde entonces se convierte en un firme defensor de que los españoles puedan “disponer de un arma” para lo que él denomina “defensa propia”.
“Voy siempre armado con una Smith & Wesson. Al principio para proteger a mi padre de ETA; ahora, a mis hijos”, confesó en una entrevista a la que, como es habitual, también acudió con la pistola que siempre lleva oculta. «Exhibir las armas no es legal”, ha aclarado el líder ultra.
“Tenemos muy claro que Abascal es un señor que va con pistola, por tanto, no creo que tenga ningún problema en el que los demás la lleven también, ¿no?”, ha explicado a este respecto el exportavoz de Vox en Barcelona, Fernando Moya, quien asegura que desde la dirección de Vox se instó a sus dirigentes a “autodefenderse”.
“Nos dijeron que la situación se pondría muy mal, que nos podían agredir y que lo mejor era que tuviéramos armas”.
En el libro ‘La España Viva: Conversaciones con doce dirigentes de Vox’, Abascal reconoce este extremo:
- Santiago Abascal: “He seguido renovando el permiso de armas. Tengo motivos para ir protegido”.
- Pregunta: ¿Por qué, si ETA ya se disolvió, en teoría?
- Santiago Abascal: “Pero siguen existiendo odios y, por tanto, riesgos”.
PIE DE FOTO: Imagen de Heineken Urban Concept, el bar que Santiago Abascal montó en Euskadi. EP
1 de diciembre de 2006
Abascal toma una de las peores decisiones de su vida. Ese día, el hoy referente político de la extrema derecha española, constituye Hammer Hostelería SL, una microempresa a través de la que regenta Heineken Urban Concept, un garito situado en el edificio Deba, portal de Gamarra, en Vitoria-Gasteiz. Este bar, que compagina con su cargo de diputado autonómico, acaba arruinando a Santiago Abascal.
Impagos, embargos, incidencias judiciales y procedimientos concursales que llevaron a Abascal al juzgado (fue condenado por no pagar a sus trabajadores) y que también acabó deteriorando su primer matrimonio con Ana Belén Sánchez y provocando el desahucio de su casa familiar.
“He tenido una empresa con mi exmujer que no fue bien (…) Yo no tengo casa en propiedad porque la perdí en esta crisis”, reconoció Abascal en una de las pocas declaraciones públicas que ha realizado sobre este oscuro episodio de su vida.
Ana Belén Sánchez, madre de los dos primeros hijos de Santiago Abascal (el dirigente ultra ha tenido otros dos hijos con su actual pareja, la ‘influencer’ Lidia Bedman), era también candidata del Partido Popular (concurrió en las listas de Llodio y Zuia en 2003, 2007, 2011 y 2015) y presidenta de la empresa que les arruinó.
Sobre el desahucio, Abascal afirmó lo siguiente: “Yo he perdido mi vivienda. Yo en este momento no tengo vivienda y vivo de alquiler porque la he perdido en una mala época. Entonces yo sé perfectamente lo que es que tu casa, los ahorros de toda tu vida se queden en poder de un banco. Nadie me lo tiene que explicar, pero también yo asumo mi responsabilidad por haberme comprometido con una hipoteca que no podía pagar”.
En el juicio por el que pierde su casa, Abascal esgrime un argumento asesorado por su abogado, el entonces desconocido Javier Ortega Smith: «En los desahucios está la responsabilidad de las entidades bancarias que a veces han llevado a la gente a la firma de contratos con mucha letra pequeña, con condiciones leoninas que es verdad que la gente no se lee. Es decir, aquí hay una responsabilidad compartida de instituciones bancarias, instituciones públicas y la que cada uno tiene. Por tanto, la medida es difícil pero en ella todos tienen que poner algo de su parte. Que no sólo sea el ciudadano la víctima”.
Gracias a Javier Ortega Smith, Abascal consigue la dación en pago. Se queda sin casa, pero deja de pagar la deuda contraída con el banco.
Desde entonces, son contadas las ocasiones en las que Abascal ha hablado de aquella época.
Este extracto de‘La España Viva: Conversaciones con doce dirigentes de Vox’, es una rara excepción:
- Pregunta: Perdiste la casa en la que vivías.
- Santiago Abascal: La casa en la que vivía, todos mis ahorros y parte de la herencia adelantada de mis padres”.
- Pregunta: Casi nada.
- Santiago Abascal: Se me juntó un divorcio, el fracaso de un negocio, tener que Irma a vivir a una ciudad lejos de mis hijos… Se me hizo muy difícil, casi imposible, llegar a todo y el banco terminó quedándose la casa.
- Pregunta: ¿Te consideras una víctima del sistema?
- Santiago Abascal: Me considero una víctima de las circunstancias, de mis propios errores y de la mala suerte. Y ni siquiera. Simplemente asumo lo que pasó y, desde entonces vivo de alquiler y miro más el precio de las cosas. En es sentido, soy más conservador.
Febrero de 2010
Abascal comienza una nueva vida en Madrid gracias a Esperanza Aguirre. La entonces presidenta de la Comunidad de Madrid echa un cable a un político en horas bajas en Euskadi, sentimentalmente roto y arruinado económicamente. Aguirre le nombra director Agencia de Protección de Datos Comunidad de Madrid.
El líder de Vox comienza una nueva vida en la capital, sin la cual es imposible entender el ascenso político del que, también gracias a Aguirre, ejerció como gerente de la Fundación para el Mecenazgo y el Patrocinio Social de la Comunidad de Madrid hasta 2013 con una retribución que él mismo reconoció “excelente, y más en estos tiempos que corren”.
En Madrid, Abascal vuelve a enamorarse y consigue moverse en círculos políticos y mediáticos ultraconservadores, que acabarán siendo el embrión de Vox.
Ya nunca volverá a vivir en Euskadi.
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