La Semana Santa estuvo pasada por agua en gran parte de España, muy a pesar de los cofrades, de quienes sufrieron cancelaciones de reservas y de quienes optaron por llevarlas a cabo. Pero, pese a todos los estragos causados, la lluvia ha logrado traer algo que escasea en España: el agua.
Según los últimos datos, las lluvias han dado un respiro a buena parte del país, que llega a la primavera con los embalses más llenos que en años anteriores. Están a un 63,1% de su capacidad máxima, con 2.968 hectómetros cúbicos más en solo una semana, según los últimos datos del Boletín Hidrológico semanal del Ministerio de Transición Ecológica. Aun así, los expertos piden prudencia: en algunas cuencas, especialmente en Andalucía, Murcia y Cataluña, la media sigue estando por debajo de los últimos 25 años.
Hay diferencias geográficas. Para empezar, con las lluvias que han caído. Los datos de la Agencia Española de Metereología (AEMET) muestran que estas superaron los 100 litros por metro cuadrado en amplias zonas del sur de la península, puntos del centro, Galicia y Pirineos, más del triple de lo normal para esa semana en casi todo el país, y casi el doble en todo el mes de marzo. La excepción fue el extremo oriental peninsular, Cantábrico y sur de Canarias.
Eso, a su vez, ha provocado que ahora mismo haya grandes diferencias en la situación de los embalses de las distintas comunidades autónomas. El de El Grado, en Huesca, estuvo todo el fin de semana pasado desembalsando agua, igual que el de Yesa, en Navarra. Las reservas han mejorado en la cuenca del Guadalquivir, donde las lluvias medias acumuladas durante marzo han sido un 194% superiores a la media histórica del mismo mes. La capital de Córdoba tiene garantizado el consumo humano de agua «para los próximos seis años». El Pisuerga en Valladolid ha triplicado su caudal y el Esgueva ha invadido el paseo en los márgenes del río.
Cautela
Sin embargo, si bien las cuencas internas de Cataluña (están al 16,4% de su capacidad), Segura (22,4%), la cuenca mediterránea de Andalucía (26,9%) y la de Guadalete-Barbate (27,2%), también han visto aumentar sus reservas de agua, todas ellas siguen estando por debajo de la media. Porque, pese estas lluvias recientes, hay algo que es un hecho: España arrastra una sequía de años, especialmente acusada en el sur de España y en Cataluña.
Por eso, Hugo Morán, secretario de Estado de Medio Ambiente, advierte que, aunque las lluvias de Semana Santa supongan un «alivio» para la reserva, hay que valorar la situación «siempre con la cautela de no perder de vista la situación» en la que se debe encuadrar. Es decir, de sequía.
«En algunas cuencas hidrográficas llevamos prácticamente seis años gestionando sequía. Por lo tanto, eso significa que los impactos del cambio climático han venido para quedarse. A partir de ahí, el respiro que nos da esta última borrasca no puede apartarnos del camino que debemos seguir. Hay que insistir en el ahorro, en la eficiencia y aprovechar más la reutilización», insiste.
En la misma línea, la ministra de Teresa Ribera, pese a tildar de «excelente noticia» los datos de lluvia en un desayuno informativo de Europa Press, ha recordado que algunas demarcaciones siguen estando por debajo de la media de los últimos 25 años. «Las cuencas mediterráneas andaluzas o, en particular, las cuencas internas de Cataluña, continúan en un nivel bajo para la época del año en la que estamos. No hay que bajar la guardia. Este tipo de episodios de sequías prolongadas y de acumulación de lluvias va a ser cada vez más frecuente», dijo. E hizo, por ello, un llamamiento a la «prudencia».
Cataluña y Andalucía
Sobre Cataluña, la ministra ha asegurado que confía en que la gestión que se está haciendo permita abordar, con toda la cautela y cierta tranquilidad, estos próximos meses. Dicho lo cual, recalcó que siguen trabajando «en la hipótesis en la que habían quedado». Es decir: «Estar preparados por si hiciera falta disponer de una toma de agua en una desaladora cuya capacidad de producción está muy por encima de la que se está empleando».
Morán explica que quienes tienen que evaluar o no si los datos pueden dar lugar a una reconsideración de las medidas de las restricciones son las autoridades competentes en las cuencas más afectadas, en este caso la Generalitat de Cataluña y la Junta de Andalucía. Con todo, y como la ministra, también considera que deberían «mantener la cautela para no volver de nuevo a situaciones de excepcionalidad«.
En el caso de Andalucía, una de las zonas donde las precipitaciones han sido especialmente beneficiosas por la sequía que arrastra, el Gobierno autonómico ya ha indicado que el nivel del agua en los embalses de sus cuencas hidrográficas va a permitir rebajar las restricciones actuales al consumo medio de agua por habitante. Una flexibilización que la Junta llevará a los comités de sequía de las cuencas. Así, la limitación de 160 litros de media por persona y día en la costa malagueña, la Axarquía o el Campo de Gibraltar de Cádiz se podría ampliar a 180, 200 o 225 litros, según la zona. Además, ya han descartado recurrir a barcos cisterna como se preveía para lograr abastecer algunas ciudades este verano.
La nueva situación ha supuesto una bomba de oxígeno para estas zonas. Aunque todavía no se puede hablar de normalidad, por lo que el secretario de Estado de Medio Ambiente recuerda que es necesario continuar con una adecuada planificación hidrológica.
Inversión en infraestructuras hidráulicas
Para el Gobierno, gran parte de la solución frente a la sequía pasa por invertir «más que nunca» en infraestructuras hidráulicas. «Creemos que es un dinero muy bien empleado porque cada vez enfrentamos más episodios de tensión en torno al agua y, por tanto, hay que pensar de cuánta podemos disponer en escenarios extremos por sequía o por inundaciones y de qué manera se puede aportar más agua con recursos que antes se llamaban no convencionales: desalación, reutilización y eficiencia», ha asegurado la ministra Ribera.
En este sentido, resalta un programa del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia dedicado a la digitalización del ciclo del agua que «permite ser muy eficientes e identificar muy rápidamente cualquier fuga que se pueda producir en el transporte del agua». «Dicho todo esto, hay que hacer una excelente gestión. Lo que necesita España son los Planes Hidrológicos aprobados. Los tenemos en vigor desde 2023 y toca ser muy escrupulosos y transparentes con la ejecución de todas las inversiones que se plantean para cada una de las cuencas», ha asegurado.
Sobre todo porque, como indica el portavoz de la AEMET, Rubén del Campo, considerando las lluvias de los últimos doce meses, las cuencas del sur de Andalucía, la del Pirineo Oriental -que engloba a buena parte de Cataluña- y también, «muy por los pelos», la cuenca del Ebro, «continúan en una situación de sequía meteorológica», es decir, de déficit de precipitaciones. Y todo apunta a que, pese a lo vivido en Semana Santa, la situación meterológica no va a mejorar excesivamente en los próximos doce meses.