Está en China la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, otra vez para enfriar la temperatura de las tensiones comerciales cuando rozan la ebullición. En su segunda visita en un año planteará y escuchará las mismas retahílas de lamentos porque poco ha cambiado ni puede cambiar. Alivia, sin embargo, que ambas partes perseveren con diálogo en el espíritu de San Francisco, donde ambos presidentes sentaron en noviembre unas mínimas bases para la concordia.