El director de ‘La Linterna´, Ángel Expósito y el colaborador del programa, Jon Uriarte, han querido aprovechar la víspera para comentar los últimos detalles de la boda entre el alcalde de Madrid, José Luis Pérez Almeida y la abogada Teresa Urquijo, que está prevista para mañana. La ceremonia se llevará a cabo en la parroquia del Sagrado Corazón y San Francisco de Borja en Madrid. A pesar de que cumplirá 49 años, Uriarte lo considera «muy joven» para dar este paso, bromeando sobre su edad.
Se estima que a la celebración acudan cerca de 500 invitados, lo que significa un gran gasto en comida y bebida. Expósito y Uriarte han estado de acuerdo en que es posible que los novios “terminen pagando la fiesta para 500 familias”. El banquete se llevará a cabo en una finca en Colmenar Viejo, a 37 kilómetros de la parroquia.
La conversación también se ha desviado hacia los posibles imprevistos en las bodas, como los gorrones que siempre aparecen y el peligro de la barra libre. Uriarte ha querido hablar de un famoso personaje de Bilbao, Pitarque, conocido por autoinvitarse a bodas importantes. ¿Pero quién era Pitarque realmente?
El famoso “gorrón” que se colaba en fiestas
Pitarque era mucho más que un “caradura”. Sus reuniones y frases eran tan famosas como sus travesuras legendarias. En una ocasión, fue llevado ante el dueño del restaurante por colarse en una boda, pero logró zafarse haciendo una llamada a la comisaría, haciéndose pasar por el dueño y pidiendo clemencia para «el tal Pitarque», evitando así una multa o prisión.
En otra ocasión, un comensal intentó humillarlo gritando «¡Lo que hagas con ese pollo lo voy a hacer yo contigo!». Pitarque, con su gracia natural, respondió levantándose, metiendo un dedo en el pollo y diciendo que haría lo mismo con él. El resultado fue risas y el bravucón nunca más abrió la boca.
Estas y otras hazañas lo llevaron a la fama y, sorprendentemente, al respeto. Un evento o banquete en Bilbao no era completo si Pitarque no hacía su aparición. Los ricos de la ciudad sabían que si no eran «víctimas» de Pitarque, no tenían verdadero estatus. La fama de Pitarque trasciende décadas y barrios. Incluso aquellos que no lo conocieron saben de su aspecto: un verdadero personaje de cine negro, con una cara ancha y cuerpo de exboxeador. A veces con su txapela, otras con sombrero, pero siempre elegante. Vestía trajes heredados, prestados o simplemente nunca pagados. Su único trabajo conocido fue vender cuchillas en la calle, un negocio financiado por amigos. Su eslogan lo decía todo: «Hojas de afeitar para caras… duras».
Expósito y Uriarte han terminado bromeando sobre la posibilidad de que la boda no resulte ser tan sencilla como se planea, mencionando escenarios como «hacer la cadeneta o cortar la corbata del novio». Expósito ha concluido con una reflexión sobre la velocidad a la que pasa el tiempo y la importancia de celebrar cada aniversario.