El equipo hace el experimento para ver si, realmente, una persona desangrándose puede realizar el recorrido que hizo Lorenzo desde su habitación hasta el acantilado. ¿El método? Una persona con un traje de buzo pero sin oxígeno. ¿El conejillo de indias? Perdomo.
El pobre ya está comenzando a marearse, mientras el resto del equipo le va siguiendo, animándole. De pronto, Perdomo cae al suelo, mareado. Todos le rodean, asegurándose de que está bien. Luis acaba de confirmar su teoría: la víctima no podría haber hecho ese recorrido tan largo perdiendo tanta sangre. De pronto, Naira recibe una llamada: le han encontrado muerto.
Luis, Naira y Perdomo llegan al lugar donde se encuentra el cadáver de Lorenzo. Una agente les lleva hasta él, explicándoles que todo apunta a que murió por asfixia. El joven tiene un traje de buzo puesto y llevaba un scooter acuático.
Naira y Luis ya no tienen dudas: todo fue un montaje de Lorenzo para robarle las joyas a su amante y tenía un cómplice… “Un cómplice que le traicionó”. Luis toma la boquilla de la botella de oxígeno de Lorenzo y respira con ella: “nitrógeno: esto fue lo que produjo la narcosis”.
“¿Y quién pudo manipular la botella?”, pregunta Perdomo. Luis cae en la cuenta. Llama por teléfono a Ramón y le pide que vigile a Julio Caba: es él el asesino y tiene el collar de Sarai Levi.