El diseñador francés Jean Paul Gaultier retirado en 2020 no añora las pasarelas aunque sigue pendiente de lo que ocurre en ellas y cada temporada ficha a nuevos talentos para sus colecciones. Estos días está en Barcelona para presentar su nueva faceta como impulsor y codirector de ‘Fashion Freak Show’, un espectáculo cabaretero con 300 piezas de vestuario creadas por el famoso diseñador y enfant terrible de la moda donde explica su vida de una manera divertida y exuberante uniendo música, moda, circo y danza con 18 intérpretes.
¿De dónde surge el deseo de hacer un espectáculo sobre su vida?
Desde que era un niño soñaba con hacer un espectáculo. Fue a través de una película que quise dedicarme a la moda. El filme era ‘Falbalas’. Verlo me llevo a pensar en el cine y en la moda. Pero antes había visto una opereta en el Teatro del Châtelet con Luis Mariano a finales de los años 50 con mi abuela que me dejó fascinado. Me gustaba ese teatro alegre y cantado. Mi primera idea fue trabajar en el teatro, pero tras ver ‘Falbalas’ tuve claro que sería diseñador de moda.
Sus desfiles siempre han tenido un punto teatral.
Siempre los he convertido en una puesta en escena donde yo me ocupaba de todo: elegir la música, el cásting y todo. Como en ‘Falbalas’, donde el modista se enamora de una bella mujer que se acaba convirtiendo en su musa. He hecho muchos desfiles en mis 50 años en la moda. Pero llegó un momento en el que quería hacer algo más. De ahí la idea de mezclar disciplinas como la música y el ballet para hacer un espectáculo. Cuento la historia de un niño como yo que está con su abuela y que de repente viste a su osito de peluche con unos sujetadores cónicos [y puntiagudos describe con sus manos]. Un niño que acaba haciendo realidad su sueño. Es la historia de mi vida.
¿De qué está más orgulloso, del canto a la diversidad y a la diferencia de la obra o de ese mix entre moda y espectáculo?
He tenido la suerte de hacer mi oficio divirtiéndome, como si fuera un juego de niños. Incluso cuando hacía colecciones, aunque era muchísimo trabajo, a la vez era un juego. Me gusta la moda, haberle dedicado medio siglo no está mal, pero ahora quería seguir jugando de otra manera haciendo un espectáculo. Nunca he pensado «voy a trabajar», sino «voy a divertirme». Esa es la intención, trabajar en serio pero divirtiéndome.
En Barcelona se verá en el Teatro Coliseum hasta el día 21, pero el estreno fue en el Follies Bergère de Paris. ¿Por qué eligió ese lugar?
Porque cuando era niño me produjo un shock ver en la tele imágenes de un show en aquel local donde aparecían mujeres ligeras de ropa, con plumas de avestruz y sujetadores de strass. Me parecieron magníficos tanto los diseños como la música. ¡Para mí aquello era un verdadero espectáculo! No veía el lado sexy. Yo era muy inocente, me quedé con la belleza y el brillo. Aquello era un espectáculo. Siempre he asociado moda y espectáculo.
En este medio siglo de carrera han ocurrido muchas cosas en su vida, ¿fue fácil elegir qué resaltar y qué no en el show?
Lo tuve muy claro porque al ser mi historia sé todo lo que me ha motivado para convertirme en quien soy. La transformación de ‘Nana’, mi osito de peluche con unos sujetadores cónicos, se debió a que entonces un niño no podía tener una muñeca. Mi osito se convirtió casi en el primer transgénero. Cuento mi historia poniendo la creatividad en los diseños, la puesta en escena y la parte visual. Casi no hay diálogos. Es la música la que te lleva creando un ambiente y una atmósfera muy alegre y feliz con ritmos disco. Refleja una época en la que nos divertíamos.
Pero no todo es alegre. También habla de Francis Menuge, pareja a la que perdió.
Eso forma parte de la parte dramática de mi vida. Era mi compañero y murió de sida a principios de los 90. Fue más que mi amigo y mi pareja. Fue con él con quien monté la sociedad Jean Paul Gaultier. No teníamos dinero cuando la empezamos. De no haberle conocido quizá no habría tenido mi propia ‘maison’, sino que habría trabajado para otras grandes firmas ya establecidas. Creamos la mía porque él tuvo la visión de hacer una línea de ropa que llevara mi nombre. ¡Y sin dinero!
No debió ser fácil.
Has de ser más creativo cuando no tienes dinero. Cuando veo a gente que empieza y tiene todo tipo de medios creo que debe pesarles mucho la responsabilidad, y todo eso rompe un poco la creatividad. Cuando empiezas sin nada tienes que crear así, sin nada. Al final eso te hace más fuerte. Si logras hacer algo sin medios eres capaz de hacer lo que te propongas porque sabes salir adelante a base de pensar y de encontrar soluciones.
En el show participan 18 artistas y algunos hacen de Karl Lagerfeld y Anna Wintour.
Bueno, más que un rol, Lagerfeld solo aparece en un gag. Y Anna Wintour aparece como una policía de la moda y dice que no cree en Jean Paul Gaultier. Conste que hoy en día ella y yo mantenemos buena relación. No es exactamente que no creyera en mí, pero sí que cuando dijo que no le gustaban mis colecciones opté por no invitarla más. En el ‘show’ aparece ese lado colérico que tenía, no de diva.
¿Para quién es este espectáculo?
Es para todo el mundo. Es casi naif, es muy simple y el mensaje que lleva es que si tienes un sueño y si amas algo, puedes conseguirlo. Necesitas energía, ideas y divertirte. Toda la troupe canta y baila. Visualmente es muy vivo y alegre. Un ‘show’ sobre los monstruos de la moda. Antes se hablaba de las ‘fashion victims’, ahora de monstruos de la moda. Pero ¿qué es un monstruo?. Para mí es lo diferente. Yo lo era de niño porque no jugaba a fútbol, sino que dibujaba y vestía a mi osito. Muestro que, en el fondo, la diferencia puede ser bella. Y si uno es diferente debe aceptarse como es. No hay que tener vergüenza de uno mismo. Es el primer paso para relacionarse con los otros.
¿Qué hacen Catherine Deneuve y Rossy de Palma en el espectáculo?
Deneuve aparece en un vídeo diciendo el nombre de los modelitos que aparecen en una colección. Se divirtió mucho rodando el vídeo y también grabé a Rossy de Palma, una de mis musas, que interpreta a un profesor que tuve que quería que trabajara más en clase porque siempre me pillaba dibujando.
El humor es muy importante para usted. ¿De dónde le viene?
Mi padre era alguien muy alegre, siempre hacía bromas. Mi tío también hacía juegos de palabras divertidos. El humor te permite ver las cosas de una manera diferente.
«De niño era un monstruo porque no jugaba a fútbol, sino que vestía a mi osito»
En el espectáculo se ríe de los excesos de la cirugía estética. Usted no parece haberla utilizado.
No. Bueno, quizás es que no se nota (ja, ja). En la cirugía estética hay excesos, a veces hay cosas poco afortunadas pero también logros exitosos. Pero a veces se vuelve como una locura. Quizá ahora que todo se puede cambiar vamos hacia la mutación. No digo que me parezca mal, si la gente se siente bien así mejor para ellos. Pero se puede llegar a ver a gente completamente transformada que no tienen nada que ver con quienes eran. Todos tenemos algún tipo de locura.
El impacto de las redes sociales es otro tema que toca en la obra.
Y fíjate que ni las miro. Después de lo que he visto y escuchado, porque hay gente que sufre a causa de las redes sociales, no me interesa meterme en ellas. Hay violencia en las redes, como, por otra parte, hay en la vida. Internet puede ser interesante para descubrir cosas, pero prefiero leer libros, revistas. Lo que más miro es la tele. Soy de la generación televisión y veo de todo: incluso lo ‘kitsch’. Pero no miro las críticas, los excesos, los ataques… No me hace falta esa violencia.
¿Qué le pareció la película ‘Barbie’?
No me gustó demasiado. Estéticamente no era extremamente creativa, la encontré bastante plana. Si se hubiera hecho en Inglaterra hubiera tenido más humor. Le faltaba algo. Al final cambia a Ken y eso es divertido, pero es demasiado corto. Pienso que igual podrían haber puesto en el filme a otra mujer objeto que fuera lo contrario de Barbie. Aparece una pero muy discretamente para mostrar que hay otros tipos de mujer.
Ya veo.
Las mujeres han evolucionado mucho desde la aparición de la muñeca Barbie. Y no eran como esa imagen que se mostraba de mujer objeto. Muchas han sido diferentes, fuertes. Podría haber sido más divertido haberlas enfrentado cliché de Barbie. Yo en mi moda siempre he rechazado la idea de la mujer objeto. Los sostenes cónicos son para mí una coraza, algo provocador que mostraba a una mujer fuerte, poderosa. Una mujer como Madonna, que es sexy pero también macho. Pero ‘Barbie’ muestra a la mujer como objeto, no veo mucha revolución en el filme.
Shakira ha declarado recientemente que sus hijos «odiaron» el filme, que les pareció «castrante».
Castrante no sé. Lo que me faltó en ‘Barbie’ es ver a mujeres más fuertes. Shakira lo es. A mí me faltó ironía y humor.
¿Quién sería su sucesor en la moda?
Hay varios que trabajan muy bien. Desde que me retiré, cada temporada elijo a un nuevo estilista. Olivier Rousteing, la japonesa Shiro Sakai. También adoro a Iris Van Herpen. ¿Sucesores? No hay. Cada cual aporta su propia modernidad. También hay un americano que es formidable y tiene mucho talento: Rick Owens.
¿Falta humor en la moda ahora que ya no está?
Yo aporté humor a la moda pero trabajaba muy seriamente. El humor no es obligatorio. Los japoneses llegaron con otro mensaje y fueron una revolución, tenían otro espíritu. Repito, el humor no es obligatorio en la moda. Quien no lo siente no lo necesita y sus diseños serán más clásica. No lo critico.
¿Añora los desfiles?
No, para nada. Me encanta ir y me emociona ver mis colecciones hechas por otros. No lo añoro. Ahora me he pasado al mundo del espectáculo donde, como hay moda, sigo de alguna manera trabajando en la moda.