El PSOE lo apuesta todo al “cambio de ciclo” en las elecciones catalanas y dejará en un plano más secundario las vascas, donde aspira a dar continuidad a su entente con el PNV. Tanto es así, que el presidente del Gobierno y líder de los socialistas, Pedro Sánchez, pretende volcarse durante la campaña y precampaña con el candidato del PSC a la Generalitat, Salvador Illa, mientras que su presencia en Euskadi será casi testimonial. Este jueves, la encargada de respaldar a Eneko Andueza durante el arranque de la campaña será vicesecretaria del PSOE y vicepresidenta primera del Gobierno, María Jesús Montero. Sánchez acudirá el sábado a un mitin en Vitoria y solo tiene previsto volver a desplazarse en una ocasión más durante la campaña. Previsiblemente, el sábado de la segunda semana de campaña a San Sebastián.
La presencia limitada de Sánchez en la campaña vasca contrasta con la de las elecciones gallegas del pasado 18 de febrero, donde recorrió las cuatro provincias e, incluso, se instaló en Galicia durante los dos últimos días de campaña. En las catalanas del próximo 12 de mayo, según avanzan desde la cúpula del partido, el jefe del Ejecutivo tiene previsto aumentar todavía más su presencia en campaña, al igual que ministros socialistas.
En el PSE asumen las complicaciones de la agenda del jefe del Ejecutivo para justificar su baja participación en la campaña, aunque reconocen que les hubiese gustado una mayor implicación. El líder de los socialistas ya no acudió al acto donde el secretario general del PSE presentó su candidatura a ‘Lehendakari’, pese a tener la agenda despejada.
Sí lo hizo antes para arropar al candidato del PSdG, José Ramón Gómez Besteiro, en el marco de la convención política del PSdG en Santiago de Compostela. Igualmente, acudió a Barcelona hace dos semanas para respaldar a Salvador Illa en la clausura del congreso del PSC donde se oficializó su candidatura. Con todo, fuentes del PSE no descartan que finalmente Sánchez pueda programar un tercer mitin con Andueza y ponen en valor que el expresidente José Luis Zapatero respaldará al candidato socialista en otros dos mítines. Este viernes y en la última semana de campaña.
En el PSOE argumentan que las elecciones vascas del próximo 21 de abril tienen su propia dinámica y agenda, alejadas de la clave nacional, y que el voto dual está plenamente instalado. Al votarse diferente si se trata de comicios autonómicos o generales, entienden que el efecto movilizador por la presencia de líderes estatales es más reducida. De hecho, el PSE fue primera fuerza en Euskadi en las generales del 23-J. Ahora, los socialistas aspiran a afianzarse para ser la llave de gobierno y reforzar sus apoyos en la medida de lo posible para ganar peso en un futuro ejecutivo de coalición.
Según el CIS preelectoral publicado este lunes, los socialistas vascos obtendrían entre 10 y 11 escaños con el 13,1% de los votos, manteniéndose así en la situación de la que parten y siendo claves para la gobernabilidad. El PNV, con entre 30 y 31 diputados, necesitaría al PSE para alcanzar los 38 escaños en los que se sitúa la mayoría. Se impondría también en su particular batalla con EH Bildu, que obtendría entre 28 y 29 escaños tras ganar seis puntos con respecto a los últimos comicios. Aunque en el PSOE tratan de alejarse de la competición entre ambos, pues ambos son socios imprescindibles en el Congreso, el PSE en campaña centra el choque electoral con los ‘abertzales’.
Llave de gobierno
El último Sociómetro del Gobierno vasco daba empate técnico a ambas formaciones, aun salvando la suma entre PNV y PSE. El sondeo del CIS aleja el fantasma de que PNV y PSE no alcancen la mayoría y tengan que acudir al apoyo de un tercer partido. Un escenario que se niegan a contemplar en Ferraz echando mano también de sus encuestas internas. Pese a ello, en las elecciones forales el PP respaldó a PNV y PSE para que no gobernase Bildu y en las municipales dio la alcaldía a los socialistas, pues tampoco sumaban con los nacionalistas frente a los abertzales.
Un EH Bildu como primera fuerza no solo complicaría las posibilidades del PSE de convertirse en llave de gobierno, sino que también podría subir el precio para sus pactos con el Gobierno. Sobre todo de cara a los Presupuestos. EH Bildu no firmó ningún acuerdo de investidura con el PSOE a cambio de su apoyo a Sánchez para fiarlo todo a esta negociación. Con la prórroga de las cuentas públicas, los abertzales perdieron esta oportunidad frente a un PNV que se garantizó un primer paquete de transferencias de competencias en el primer trimestre del año, antes de convocarse los comicios.
Continuidad frente a ruptura
Ferraz pondrá así toda su maquinaria electoral al servicio del PSC con el objetivo de alcanzar la Generalitat y romper la mayoría independentista. Un objetivo que en las elecciones vascas se reduce a mantener la estabilidad institucional. Cambio frente a continuidad, aun con la aspiración de ser más determinantes para condicionar las políticas de un futuro ejecutivo liderado por Imanol Pradales, el relevo de Iñigo Urkullu para la Lehendakaritza. El objetivo más ambicioso, que también alientan las encuestas, está en Cataluña. De ahí a que se concentren todos los esfuerzos en la campaña de las catalanas.
Un Govern liderado por Salvador Illa, además, reforzaría la hoja de ruta por los pactos de investidura, según lo entienden los socialistas para encarar en mejores condiciones las europeas. Un aval a la amnistía en Cataluña para justificar la denominada “agenda del reencuentro” con los independentistas sin presidir la Generalitat. El discurso de los socialistas se centra así en “cerrar el ‘procés’” y “pasar página” con la ruptura de las mayorías independentistas. A partir de ahí, confían en un efecto arrastre para las europeas.