Un centro social comunitario construido en la franja palestina de Gaza con financiación del Cabildo de Gran Canaria ha quedado reducido a ruinas por la guerra con Israel. Lo atestiguan los trozos de la placa de la instalación que permanecen en el inmueble, en los que todavía se puede leer «Cabildo de Gran Canaria» y el escudo de la Corporación insular. Un bombardeo israelí convirtió en escombros el 11 de diciembre esta instalación. Los palestinos ni siquiera los han podido recoger.
El proyecto lo inició la Asociación Palestina para el Desarrollo Comunitario Alnoor, asentada en Gaza, como un acto de solidaridad y compromiso para garantizar la educación de los niños y niñas gazatíes. El objetivo era crear un lugar seguro y apto para el aprendizaje y desarrollo de la juventud en la franja afectada por los enfrentamientos permanentes entre las milicias palestinas y el Ejército de Israel. También era utilizado como refugio cuando los ataques armados se recrudecían.
Gracias a una subvención del Cabildo de Gran Canaria de 2010 el centro amplió sus dependencias y dispuso de mobiliario y otras dotaciones para promover un proyecto concreto: un espacio para ofrecer cursos de formación a mujeres que habían quedado viudas tras los ataques israelíes de 2008, en los que alrededor de 1.400 palestinos perdieron la vida. Allí se fomentaban cursos de cocina y se ofrecían las infraestructuras necesarias para que las mujeres elaboraran productos –como por ejemplo mermeladas–, los etiquetaran y los pudieran comercializar. El objetivo era dar una oportunidad económica a aquellas mujeres cuyos maridos habían fallecido para que pudieran sacar adelante a sus hijos. También se ofrecieron puestos de trabajos a albañiles que trabajaron en la obra. Con ello se fomentó el empleo en una zona en la que apenas hay.
Lola Kurzm fue la presidenta de la comunidad palestina en Canarias en el momento en el que se inició este proyecto en 2010. Nació en Gaza y su familia ha estado en lucha constante por volver a su tierra. «Mi abuelo fue una de esas personas que murió sin poder ver a su familia porque nunca las dejaron acceder a la parte de Israel del 48», detalla.
Miembros de la comunidad palestina en Canarias como Rayab Miri y Lola Kurzm visitaron las áreas de los campos de refugiados hace años y contactaron con las mujeres de la zona. A raíz de esta visita observaron qué necesidades tenían. La principal: garantizarles una vía de ingresos económicos y cierta estabilidad. La expresidenta destaca el papel de la mujer en los conflictos: «Son la figura más vulnerable. En ellas recae el peso de todo el conflicto porque tienen que lidiar con la parte económica, emocional y nutricional de la familia».
«Las mujeres son la figura más vulnerable en las guerras. En ellas recae el peso de todo el conflicto porque tienen que lidiar con la parte económica, emocional y nutricional de la familia»
Hace cuatro meses, el centro en el que se ofrecía ayuda a estas mujeres gracias al apoyo del Cabildo grancanario quedó destruido por las bombas israelíes. El 7 de octubre, las milicias de Hamás, que gobierna en Gaza, lanzaron un gran ataque contra Israel, incluidas incursiones de comandos terroristas sobre poblaciones israelíes próximas a la franja palestina. Murieron más de 1.200 personas en un solo día y cientos fueron secuestradas, de las que 130 no han sido aún liberadas. La respuesta de Israel fue un ataque a gran escala contra Hamás concentrado en Gaza que ha causado más de 32.000 muertos, muchos mujeres y niños. Uno de estos ataques fue el que destruyó el centro social financiado con dinero público de Gran Canaria.
Reem Rezeq es una de las voluntarias palestinas de la Asociación para el Desarrollo Comunitario de Alnoor en Gaza, donde permanece. Allí ha podido ver las ruinas del edificio. El centro era el único lugar de la zona que ponía a disposición de 700 niños y niñas y sus familias servicios de apoyo psicológico, sesiones educativas en colaboración con otros centros escolares, talleres de protección infantil para sensibilizar a la sociedad y cursos para mujeres respaldados por el Cabildo grancanario.
«La situación está empeorando», declara Rezeq, que observa entre los trozos de hormigón los juguetes con los que los niños solían jugar allí. También muestra el mobiliario totalmente destruido. Sillas, mesas y armarios han quedado inservibles. Su esperanza pasa porque «la guerra acabe pronto y se pueda recuperar el edificio y sus actividades».
La destrucción en Gaza ha alcanzado tal magnitud que pese a la peligrosidad del centro comunitario, algunas familias siguen yendo allí. Hay pocos lugares en los que resguardarse. Reem describe una imagen metafórica de esta tragedia: niños que juegan chocando las piedras de los escombros entre sí como si de un juguete se tratara. «No tienen un lugar seguro al que ir y siguen aquí», asegura.
La comunidad palestina en Canarias y la asociación isleña de apoyo a los derechos humanos Puente Humano consideraban estos centros como un ejemplo de solidaridad internacional. Estas asociaciones denuncian que el ataque israelí sobre el centro ha privado a la infancia de un entorno educativo vital y seguro. Además, señalan que es urgente trabajar hacia una solución pacífica y sostenible para garantizar el respeto de los derechos humanos y la dignidad de todas las personas en Gaza y otras poblaciones palestinas.
El inmueble contaba con cuatro habitaciones, un pasillo largo, cocina, baños y un jardín exterior. Todas las salas estaban equipadas con mobiliario escolar, utensilios de cocina y juguetes para los niños y niñas. Ahora solo quedan los muros y techos destrozados y cableado y tuberías que salen de la estructura. En el suelo, el cartel de la inauguración. Las piezas las juntó Reem Rezeq. Por eso todavía se puede leer «Cabildo de Gran Canaria».
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