El encuentro entre la vicepresidenta del Gobierno de España, Teresa Ribera, y el presidente de Aragón, Jorge Azcón, ha fijado la clara oposición de ambas instituciones a un trasvase del Ebro. Una demanda que el líder del Ejecutivo autonómico lleva reclamando meses y que hoy ha certificado en la sede del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico, para alejar ese fantasma que siempre rodea a Aragón. Además, Azcón ha reclamado más celeridad en las obras del Pacto del Agua y Ribera ha manifestado su compromiso, dando carpetazo, eso sí, al embalse de Biscarrués que el presidente popular recuperó hace unas semanas.
Azcón ha recordado «la obligación que marca el Estatuto de Autonomía» de la comunidad de «defender el agua de Aragón» y ha mantenido su postura de que «la cuenca hidrográfica del Ebro se gestione de forma unitaria». El presidente también ha solicitado a Ribera su regreso a la comisión mixta sobre el Pacto del Agua, «para dar a conocer cómo se encuentran las obras», así como ha pedido «celeridad» en los compromisos adquiridos para 2027, «porque vamos a plantear que se estudien de una manera más inmediata». El trámite pasará antes por las Cortes de Aragón, cuya presidenta se encargará de la invitación a la comparecencia que Ribera ha abrazado, por ser «una manera eficaz y respetuosa de dar seguimiento y compartir las explicaciones».
Sobre un posible trasvase del Ebro, la ministra de Transición Ecológica ha asegurado que «no se ha planteado al fragmentación del río ni ningún volumen de agua trasvasable hacia otro lugar», defendiendo que es una política «importante y extremadamente sensible». Ese será el principio por el que se moverán en el ministerio, con la intención de que «el Plan Hidrológico del Ebro sea respetado escrupulosamente para una mayor eficiencia y calidad». Ribera ha reivindicado en varias ocasiones el papel vertebrador y de unidad de los territorios que el Ebro aporta a toda España, pero siempre insistiendo en «la unidad de la cuenca».
Los embalses de la comunidad
La ministra Ribera ha señalado su compromiso de «cumplir a rajatabla» el Plan Hidrológico del Ebro, así como la intención de seguir sacando adelante las obras del Pacto del Agua. En la actualidad, las tres actuaciones en ejecución son los embalses de Yesa, Almudévar y Mularoya, «con más de 800 millones de euros y con la preocupación de todas las garantías reclamadas en los últimos años».
Mientras que la ministra sí ha defendido el avance de las obras en Almudévar, basándose en las resoluciones judiciales, Ribera ha vuelto a rechazar el pantano de Biscarrués que hace unas semanas Azcón sacaba de nuevo a la palestra: «Los tribunales consideraron que era una obra que no estaba suficientemente justificada y que debía declinarse su tramitación». La ministra ha insistido, de nuevo, en que la política hidráulica es un tema «extremadamente cuidadoso» y en que desde su cartera «se seguirá escuchando y haciendo valoración de las inversiones y de sus modificaciones».