El barrio de l’Alquerieta de Alzira arrastra el estigma del conflicto que provoca una pequeña parte de sus habitantes. Siempre fue un enclave sometido al lastre que acarrea la pobreza. Es una zona alejada de la prosperidad que desprende el centro urbano, pero lo peor no ha sido nunca el hambre sino la acción incívica y hasta violenta de una minoría que impone su criterio a la fuerza. Unas pocas calles de su entramado de casas se han convertido en un coto privado de delincuentes que aprovechan el temor que infunde su presencia para campar a sus anchas. Es un escenario frecuente de operaciones policiales y ese clima no favorece ni la convivencia ni los planes municipales para revitalizar la zona.
Algunos inmuebles abandonados son aprovechados por narcotraficantes para cultivar marihuana mediante enganches ilegales a la red eléctrica. Y la compraventa de sustancias estupefacientes tampoco ayuda a normalizar la situación. Los residentes reclaman que la policía vuelva a patrullar a pie por la zona para combatir la delincuencia y evitar nuevos episodios de violencia y la asociación de vecinos ha acabado por descomponerse tanto por las amenazas que reciben sus dirigentes como por la escasa colaboración que aseguran recibir de las autoridades locales. Algunos de los últimos presidentes de la entidad vecinal se han mudado a otras zonas urbanas menos conflictivas.
Cambiar la dinámica negativa
El gobierno municipal , sin embargo, está empeñado desde hace décadas en cambiar la dinámica negativa que ensombrece el barrio. Se ha intentado todo con mayor o menor acierto. Desde aumentar la presencia policial a promover proyectos de urbanización que cambien el curso de los acontecimientos.
Hace un año fue inaugurada la nueva sede de la Policía Local en un solar cercano a l’Alquerieta que, dentro de unos años, se convertirá en el barrio bioclimático de Alzira. Se construirán decenas de viviendas de alquiler que atraerán a familias jóvenes. El objetivo es revitalizar la zona e integrarla mejor en la trama urbana con nuevos ejes viarios.
El pasado mes de octubre, la nueva responsable de Seguridad del Ayuntaniento de Alzira y los vecinos de l’Alquerieta acordaron constituir un grupo de trabajo con la intención de promover una especie de junta de distrito en la que debían estar representados todos los departamentos municipales implicados en la búsqueda de soluciones para l’Alquerieta.
Cultivos de droga y reparto en patinete de dosis por la ciudad
La última operación de la Policía Nacional en l’Alquerieta ha permitido desmantelar un punto negro de venta de droga y tres plantaciones de marihuana. Los agentes lograron detener a cuatro personas, tres hombres y una mujer de entre 22 y 53 años, de origen español, en el barrio. También se les imputa un delito de defraudación de fluido eléctrico.
Tras dos registros domiciliarios se les incautaron 23 gramos de cocaína, cerca de seis gramos de heroína, 407 plantas de marihuana y 13 kilogramos de cogollos secos listos para distribuir, así como 25 cartuchos de arma corta. El principal sospechoso se encargaba de vender cocaína y heroína en su domicilio y también por Alzira utilizando para sus desplazamientos un patinete eléctrico.