Es imprescindible conducir por carretera, ya sea vía convencional o autovía/autopista, a la velocidad recomendada y siempre por debajo de la velocidad máxima. Sin embargo, pese a que la inmensa mayoría de conductores respetamos los límites de velocidad, siempre tenemos miedo cuando alcanzamos una zona con radares colocados por la Dirección General de Tráfico (DGT).