Un ovetense, aunque residente en Gijón, cuya identidad se corresponde con las iniciales M. E. R. P. (1976), ha sido condenado por el Juzgado de lo penal número 1 de Oviedo a una pena de un año y tres meses de cárcel por un delito de abusos sexuales. Su víctima fue una mujer de 23 años, embarazada de 24 semanas, a cuyo establecimiento había acudido para pedir un presupuesto para unas obras, en agosto de 2021. El hombre comenzó a frotarse los genitales y terminó manoseando a la mujer, que tuvo un ataque de pánico. Poco después intentó lo mismo con una joven que iba en patinete, pero ésta pudo zafarse. Hace años, en 2008, fue denunciado por acosar a una mujer.
El Juzgado de lo penal número 1 de Oviedo considera como hechos probados que, sobre las 13.15 horas del 11 de agosto de 2021, el acusado entró en un establecimiento de formas de la calle Pumarín de Oviedo, solicitando a la única empleada que se hallaba en el mismo información sobre la reforma de un inmueble. Mantuvieron una breve conversación, remitiéndole aquella a que contactara con su jefe pues, en esos momentos, el establecimiento estaba cerrado al público.
En el transcurso de dicha conversación, el acusado, tras dispensarse gel hidroalcohólico, introdujo las manos por dentro de su pantalón, frotándose los órganos genitales frente a la mujer que, al observar la actitud del acusado, le dijo que no podía hacer eso, mientras trataba de activar un sistema de alarma y contactar telefónicamente con su jefe para pedir ayuda, lo que no le resultó posible por su estado de nerviosismo
En ese momento, el acusado se dirigió hacia ella, tocándole el hombro izquierdo al tiempo que le decía “adiós, guapa”. La mujer apartó la mano, volviendo el acusado a ponerla sobre ella, bajando por el cuerpo y tocándole, en contra de su voluntad, el pecho izquierdo, la región abdominal y pubiana, todo ello por encima de la ropa.
En ese momento, la víctima gritó, abandonando el acusado el local. Instantes después se produjo el incidente con la joven extranjera, mientras la empleada embarazada telefoneaba a su jefe. Éste comenzó a buscarlo a bordo de su furgoneta y dio finalmente con él en la calle Buenaventura Paredes, esquina con Llano Ponte. Le echó mano y lo retuvo hasta la llegada de dos agentes de la Policía Local, que lo trasladaron a la Comisaría. La mujer, por su parte, fue asistida por el personal de una ambulancia y más tarde en el centro de Salud de Vallobín. La víctima, asistida por el letrado Carlos Hernández Fierro, ratificó los hechos denunciados en el juicio.
En el juicio, el hombre negó haber manoseado a la víctima, y haber entrado incluso en el establecimiento, aunque admitió que se encontraba por la zona. Trató de atribuir la denuncia, de modo bastante confuso, a una equivocación. Adujo que padece una enfermedad mental y no es dueño de sus actos. Sin embargo, tal como recoge la sentencia, no acreditó en absoluto qué enfermedad sufre, presentado su historial clínico, emitido por el Hospital de Cabueñes, según el cual, desde 1999, ha precisado ocasionalmente consultas de salud mental por un cuadro depresivo, siendo el último periodo de consultas entre el año 2008 a 2010, por sintomatología depresiva y ansiosa, limitándose el diagnóstico a un episodio depresivo y sin que, desde entonces y hasta el día del juicio, haya requerido más contactos con los servicios de salud mental.
Su defensa, a cargo de la letrada Elsa Esther Fernández, solicitó la atenuante de dilaciones indebidas, rechazada por la magistrada Marta Navas Solar, dado que entre la apertura de las diligencias, el 13 de agosto de 2021, y la celebración del juicio, el 21 de marzo pasado, han trascurrido 2 años y poco más de 8 meses, «un tiempo razonable de duración del proceso conforme a los parámetros jurisprudenciales».
Aparte de la pena de prisión, la jueza impone al acusado cuatro años de alejamiento de la víctima, inhabilitación para desarrollar actividades o trabajos relacionados con menores y el pago de una indemnización de 2.000 euros para la víctima en concepto de responsabilidad civil.
El hombre ya fue denunciado en 2008 por acosar a la secretaria de un centro de formación de Gijón. En el centro le decía: “Vaya tetas que tienes, vaya culo, si te pillo un día te rompo, que ese culito no pase hambre”. Terminaron expulsándolo, pero siguió el acoso. Un día llegó a colarse en el coche de la mujer, diciéndole: “Voy contigo para tu casa”. Logró sacarlo con ayuda de otra persona. Y otro día, mientras tomaba algo con unos alumnos del centro, se presentó el acosador, bastante violento: “¿Por qué tomas algo con ellos y conmigo no?”.