La lluvia ha dado una tregua y ha permitido la salida de la procesión del Domingo de Resurrección organizada por la Asociación del Santo Sepulcro y la Soledad, con la que Toro ha clausurado su Semana Santa.
Ante la amenaza de la reaparición de las precipitaciones durante el desfile, el presidente de la hermandad, Mario González, anunció pocos minutos antes del inicio del desfile que, para evitar riesgos, la Virgen de la Guía sería trasladada desde la Colegiata hasta la plaza de la Glorieta en procesión, mientras que la soberbia imagen del siglo XVIII del Cristo Resucitado esperaría su llegada en el interior de la iglesia del Santo Sepulcro y que, si el tiempo lo permitía, procesionaría hasta el Arco del Reloj.
Acto seguido, arrancó el desfile, en el que niños portaron los ciriales y las banderolas de la cofradía que, con rapidez, se dirigieron a la Colegiata en la que aguardaba la Virgen de la Guía cubierta con el velo negro de luto, a la que González colocó un ramillete y el rosario entre las manos.
Portada a hombros por toresanas, la Virgen de la Guía abandonó el templo, guiada por cofrades adjuntas y abades en su recorrido hasta la plaza de la Glorieta, en la que numerosos toresanos esperaban el emotivo momento del reencuentro.
En el preciso momento en el que la Virgen de la Guía accedió a la Glorieta el Cristo Resucitado abandonó la iglesia del Santo Sepulcro al ritmo de la alegre música de la flauta y el tamboril para, con paso lento, dirigirse al encuentro con su Madre.
En el centro de la plaza y con las imágenes enfrentadas tuvo lugar el emotivo momento de las “las tres venias”, que dio paso a la retirada del manto negro que cubría la imagen de la Virgen y a la posterior suelta de palomas, que motivó el espontáneo aplauso de los numerosos toresanos que se congregaron en La Glorieta para revivir uno de los actos más esperados y alegres de la Pasión.
Acto seguido, ambas imágenes emprendieron la procesión hasta la Colegiata y durante el corto recorrido los cargadores tuvieron que acelerar el paso ante la reaparición de la lluvia.La Banda de La Cistérniga acompasó con su música el rápido desfile.
Ya en el interior del templo, numerosos feligreses asistieron a la misa del Domingo de Resurrección oficiada por el párroco Agustín Crespo, en la que el Cristo Resucitado, talla esculpida por Antonio Tomé y Juan Hidalgo, fue colocada en el interior de la capilla situada detrás del altar mayor.
Con la procesión celebrada este domingo, Toro ha despedido su Semana Santa, en la que la lluvia ha impedido la salida de la procesión del Vía Crucis, el desfile de la madrugada nazarena del Viernes Santo y el de la Virgen de la Soledad, así como el del Cristo de la Vera Cruz de Tagarabuena, cuya cofradía conmemoraba este año cinco siglos de historia.
A pesar de la adversa meteorología, los toresanos y los visitantes que han recalado en la ciudad para descubrir la Pasión de Toro, han tenido la oportunidad de revivir emotivos momentos como las procesiones del Cristo del Amparo, de la Virgen de los Dolores o del Domingo de Resurrección, al margen del traslado del Ecce Homo por un recorrido más corto, el desfile oficial de Jesús Muerto en la noche del Viernes Santo o la Bendición de los Conqueros que, este año, tuvo que celebrarse en el interior de la iglesia de Santa María de Roncesvalles y Santa Catalina.
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