El Barça que cerró 2023 con una actuación terrorífica ante el Almería que provocó un broncazo de Xavi en el descanso, ese mismo equipo que vivió cómo su entrenador anunciaba hastiado a finales de enero su renuncia al año que le queda de contrato, llega ahora al mes de abril vivito y coleando en la Liga y en la Champions League. Ayer le tocó sufrir para superar a una buena Unión Deportiva Las Palmas que jugó desde el minuto 25 con un hombre menos, pero sacó el partido adelante, que es lo que más cuenta. De paso, encadenó su quinto partido seguido sin encajar. Ahí está una de las claves de la resurrección de este equipo y de que pueda lograr o no algún título, lo que sería un éxito enorme viniendo de donde viene.

Porque de mantener o no el ‘cero’ en su propia portería en los próximos envites ante el Paris Saint-Germain, el Cádiz y el Madrid dependerán en buena medida las opciones del Barça para soñar con una semifinal de Champions asequible y con darle un golpe a la Liga en el Bernabéu, a la espera de lo que hagan hoy los blancos en su estadio contra un Athletic de Bilbao que pensará más en la final de Copa pero que también debe defender su actual cuarta plaza liguera, que da acceso a jugar la próxima Copa de Europa.

El Barça no está mal en ataque, tiene un buen caudal ofensivo con Lewandowski y Lamine, Raphinha está enchufado, Joao Félix tiene magia, Ferran ya ha vuelto y el ‘Tigrinho’ siempre deja alguna muestra de peligro. La clave es poder secar a Mbappé y Vinicius en lo que queda por venir. Si se logra, todo se pondrá de cara.