A Miguel Luque se le enredaron las piernas con el cordón umbilical durante su nacimiento, provocándole una artrogriposis múltiple congénita que le fue quitando movilidad en el tren inferior hasta acabar en silla de ruedas. Poco podía imaginar nadie entonces que, 47 años después, sumaría siete medallas paralímpicas. Tras seis Juegos, el nadador igualará en París las 7 visitas al Olimpo de la mítica Marlene Ottey y quiere alcanzar en Los Angeles-2028 las 8 de Chuso García Bragado.