«La economía balear es altamente competitiva en la esfera turística», sostiene el economista, profesor de la UIB y consejero del Banco de España Carles Manera. «Si no, no te explicas cómo recibes 17 millones de turistas, muy por encima de otros destinos. No es sólo porque aquí no haya conflictos, sino que el motivo es la gran trayectoria y una consolidación del saber hacer», indica. Pero hay algo más, otro factor que hay que tener en cuenta y que no siempre suele divulgarse de manera correcta. «La productividad por hora trabajada en Baleares es más alta de lo que se suele comunicar por parte de la economía mayoritaria y la patronal», indica.
«Es cierto que hay que partir de la base de que la productividad española está por debajo de la media europea, pero dentro del marco de las economías turísticas avanzadas, no puede sostenerse que Baleares tiene un productividad baja», asegura.
Ferran Navinés conviene con Manera y refuerza con otro argumento: «Los fondos de inversión no son tontos, estudian nuestra productividad. Van desesperados parar invertir aquí y comprar hoteles, y eso que los precios están elevadísimos», asegura.
Para ambos economistas, comparar la productividad de una economía como la balear y meterla en un ranking con otras 240 regiones europeas no tiene demasiado sentido. «Piensa que hay territorios muy industriales, otros con tecnología punta y laboratorios de vanguardia. Lo que tendría sentido es compararse con comunidades homogéneas y con una economía de servicios, que es lo que hace Miquel Quetglas en su estudio», indican.
Manera recuerda también que en Baleares deben tenerse en cuenta otros sectores altamente productivos por su inversión en I+D+i. «Es el caso de la biomedicina en las islas, con sus patentes». Asimismo, ambos expertos advierten de la existencia de una problemática a la hora de medir la productividad y la innovación en el caso de la economía balear. «La metodología que se emplea para medir la innovación en los hoteles viene definida por Eurostat, que parte de un método muy arraigado en la tradición industrial que tiene difícil encaje en las mediciones turísticas», indican. «Es decir, en el caso de un hotel se hace difícil objetivar esa innovación según el estándar de Eurostat. Está claro que la remodelación de un hotel supone innovación, porque se introducen innovaciones en las cocinas, en métodos de ahorro de agua y energía, etc. Pero esto queda fuera de la estadística y no suma a la productividad en el caso de Baleares. Por eso pensamos que en el sector turístico las inversiones deben sumar como innovaciones», convienen. «Intentamos con el INE introducir cambios para contabilizar la innovación en el caso del turismo. El INE estuvo de acuerdo, hubo buena acogida por parte de la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca, pero no volvimos a saber nada más de ellos. Desde el CES calculamos que si se hubieran podido introducir novedades en la metodología de medición del I+D+i podríamos haber pasado del 0,33 al 0,6 ó 0,7 perfectamente», exponen ambos economistas.