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La Inteligencia Artificial en el campo de batalla

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La invasión rusa de Ucrania, perpetrada el 24 de febrero de 2022, ha convertido este territorio en un laboratorio para el uso de la Inteligencia Artificial en el campo de batalla. La IA en la guerra no empezó a aplicarse en Ucrania pero es en este escenario donde se ha desarrollado más vertiginosamente en el campo militar. ¿Cómo? Principalmente, procesando información. El mito del Golem, esa criatura que termina actuando de forma autónoma, queda lejos. La realidad tiene el nombre de empresas como Palantir (la piedra vidente del Señor de los Anillos) o Clearview.

Durante el primer mes de la invasión el viceministro del Interior de Ucrania Leonid Tymchenko recopiló miles de videos y fotos de soldados rusos en su ofensiva. Las había recogido de Telegram. Entonces le ofrecieron la posibilidad de probar una herramienta de reconocimiento facial creada por la empresa estadounidense Clearview AI y así lo hizo. Cuando introducía una foto, la herramienta buscaba en páginas de acceso público, y en las del individuo en cuestión, información relevante para identificarlo. Incluso lograron hacerlo con soldados muertos de los que solo había imágenes granuladas o con los ojos cerrados. Según dijo Tymchenko a la revista Time«, cada día identificaban a a cientos de rusos que se adentraron fuertemente armados en territorio ucraniano.

Las empresas de IA aplicada al campo militar están creando una tecnología que se puede probar sobre la marcha en Ucrania. Clearview y Palantir se han convertido en «armas secretas» del gobierno de Kiev. Gracias a la herramienta de reconocimiento facial de Clearview, los ucranianos han identificado a 230.000 soldados y funcionarios rusos que han participado en la invasión militar.

Otra misión que pudo llevarse a cabo gracias a la IA fue el análisis de información sobre el avance de las tropas rusas, con datos recogidos a través de las fotos de los ciudadanos. Así los ucranianos supieron de las intenciones de los rusos en los primeros meses de la guerra.

En el verano de 2022, el CEO de Palantir, Alex Karp, se desplazó a Kiev a entrevistarse con el presidente Zelenski y ponerse a su disposición. Clearview y Palantir se dedican al procesamiento de los datos para ayudar a que se tomen decisiones sobre el curso de la guerra en tiempo real, pero no han creado ninguna criatura capaz de tomar el control. Gracias a su colaboración con el gobierno de Kiev estas empresas han justificado una labor que resulta inquietante si no se aplica con el respeto a los derechos humanos.

La ficción de los robots diabólicos

Juan Chulilla, cofundador de Red Team Shield, reconoce que hoy en día la IA es fundamental en el campo de batalla, pero que no se trata de bots asesinos como en el documental, sino de labores mucho más prosaicas.

«Desde el Golem, Terminator y Odisea en el espacio hay un mito cultural de la criatura creada artificialmente de la que se pierde el control y ataca. Hay personas y grupos que se dedican a advertir de los peligros de la IA. Tratan de que se legisle sobre un problema que no existe. La IA combinada con robots diabólicos. Eso es pura ficción», señala el investigador.

Chulilla plantea que las regulaciones sobre la IA, que anticipan un problema que no existe de momento, sirven a países como China. «Estas trabas ponen trabas al desarrollo en Europa pero no pueden controlar lo que pasa en China así que nos quedamos en desventaja», dice el experto.

El objetivo es que llegue toda la información en tiempo cercano al real con lo que se reduce el ciclo de toma de decisiones a niveles inéditos»

juan chulilla, cofundador de red team shield

En realidad, la IA se aplica para gestionar la gran cantidad de datos que se generan en torno a un campo de batalla. «Los drones, por ejemplo, generan decenas de miles de horas de video. Antes no se podía procesar esta información y se desechaba el 99% de lo filmado. Ahora la IA procesa esa información en bruto y la transforma en datos utilizables. El objetivo es que llegue toda la información en tiempo cercano al real con lo que se reduce el ciclo de toma de decisiones a niveles inéditos», señala Chulilla, el mayor experto en drones en España.

Para Chulilla, en estos momentos se está dando características irreales a la IA, que se ocupa realmente de clasificar, predecir o inferir. «El peligro, según se traslada, es que la IA decida por un ser humano, pero no tiene sentido plantear que la IA pueda decidir cuándo se mata y a quién. Eso es o conocer a los militares. Hay que tener en cuenta las reglas de enfrentamiento de la OTAN, que señalan en qué circunstancias puede aplicarse una fuerza letal. El control siempre están en manos humanas. Lo que sí se está consiguiendo con la IA es reducir el tiempo necesario para realizar una operación y hacerlo con la mayor precisión posible».

Regular o no regular

Sin embargo, Eva Moya, directora de Inteligencia en M Nemo, tiene dudas de que no llegue un momento en que se deje el control a la IA. «China lo ha intentando. Harán pruebas para ver hasta dónde se puede llegar. Si el enemigo utiliza una IA que funciona y reduce el tiempo de toma de decisiones, nos veremos presionados a hacer lo mismo. Hay muchas preguntas sobre la mesa pero estamos a tiempo de decidir por dónde llevar esta cuestión».

Moya destaca cómo la IA se puede utilizar para crear una vacuna que cure una enfermedad rara pero también para hackear infraestructuras críticas de un país enemigo.

Si todo el mundo se desarrolla sin límites, mientras la UE regula, se favorece que otros tomen la delantera»

eva moya, directora de inteligencia en m nemo

Sobre la reciente ley del Parlamento Europeo sobre IA, Moya señala que es una norma genérica que no es efectiva hasta dentro de tres años. «Hay que acompañar el proceso teniendo en cuenta que las personas son lo primero. No hay que utilizar una regulación que nos impida desarrollarnos porque si lo hacemos así, Europa se queda fuera. Si todo el mundo se desarrolla sin límites, mientras la UE regula, se favorece que otros tomen la delantera. Si asfixiamos el desarrollo tecnológico volvemos a depender del exterior». En conclusión, no podemos quedarnos atrás y depender de terceros, pero hemos de ser fieles a nuestros principios como sociedad democrática.

Hacia dónde vamos

El futuro de la IA va a seguir siendo un sistema de gestión de la información relacionada con el tiempo de procesado de la información. Pero hay que tener en cuenta que el dinero para usos de la IA se concentra en empresas que no tienen que ver con la industria militar.

«Pero poco a poco la capacidad disruptiva de la tecnología civil va a entrar en defensa. Y si el legislador pone trabas en la UE el talento se irá a Israel o Emiratos», apunta Chulilla. En el campo de la IA aplicada al campo militar destaca EEUU seguida de China, pero hay países como Emiratos donde la apuesta es clara: tienen un Ministerio de IA. En Ucrania hay un ministro de Transformación Digital, Mijailo Fedorov, muy involucrado con empresas tecnológicas como Palantir o Clearview.

De forma progresiva van a aplicarse los desarrollos de la IA a la guerra, si bien los militares van con pies de plomo, ya que hay vidas en juego. Va a seguir avanzándose sobre lo que ya se está haciendo pero de forma disruptiva. «Van a reducirse los tiempos de decisión, algo que ha sido siempre clave en la guerra. Gana el que tiene más información y procede de forma más veloz. Pero con los nuevos desarrollos de software y hardware es imposible predecir más allá de seis meses».

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